El 12 de febrero de este año, el papa Francisco
aprobó un segundo milagro por intercesión del beato John Henry Newman, quien
será proclamado santo autorizando a la promulgación de los decretos sobre dos
milagros, un martirio y cinco virtudes heroicas. Newman fue un presbítero
anglicano que se convirtió al catolicismo en 1845, y luego fue designado
cardenal por León XIII y beatificado por el Papa Benedicto
XVI durante su visita a Inglaterra. En el año de su canonización, el mundo
hispano parlante podrá acceder a este nuevo libro escrito por el P. Juan R.
Vélez[iii],
que desde hace años se ocupa de estudiar el pensamiento de Newman, y se ocupa
de difundir su vida y obras en sus libros, conferencias, artículos y una web
especialmente dedicada.
Como dice en su prólogo al libro el profesor Víctor
García Ruiz Juan Vélez conoce a Newman
muy bien, lo ha leído con atención, con dedicación, durante años. Ha
investigado, ha publicado en revistas especializadas y ha debatido con otros
especialistas. Newman pasa a ser un amigo y un cómplice cuando nos acercamos,
de la mano de Vélez, a su manera de vivir la vida cristiana, la oración, el
trabajo, la amistad; y la devoción a la Madre de Dios.
El P. Vélez comienza haciendo una reseña de la vida
de John Henry Newman, muy adecuada para enmarcar su vida y escritos. Incluye
luego la lista de las obras citadas, y trata a continuación uno por uno los
principales aportes del Cardenal a la comprensión y enseñanza de la fe
cristiana.
Las citas de los textos han sido cuidadosamente elegidas
por el autor, de modo que la obra a la que hace alusión esta reseña, va a
constituir con seguridad no solo una introducción, sino también una referencia
para el público hispano parlante, que tendrá la posibilidad de acceder a
enunciaciones y textos esenciales que lo harán traspasar la barrera del “ícono”
que tiene Newman y penetrar en los meandros de su humanidad y
espiritualidad.
Newman es relevante para nuestro siglo XXI entre
otras razones por dos motivos expresados en su lema y en su epitafio. De su
lema “El corazón habla al corazón” [iv]
destacó el Papa Benedicto XVI que con el mostraba “el deseo profundo del
corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios”. Un deseo
que fue expresado hace más de 1500 años por San Agustín en sus Confesiones,
"Nos has hecho para ti y nuestro
corazón está inquieto hasta que reposa en ti"[v], y que está en la base de un camino de
santidad que a través del conocimiento sensible contribuye a la salvación de la
humanidad desde la Encarnación.
Su epitafio es también un resumen de su vida y la
expresión sintética de un trayecto espiritual al que invita a recorrer a todo
aquel que atraviese también “tiempos de oscuridad”: “De las sombras y los
fantasmas a la verdad”. (“Ex umbris et imaginibus in veritatem”). ¿Hay alguien
que no lo haya hecho?
La misión de cada uno y el camino de santidad,
también pasan por la valorización del trabajo. Señala el P. Vélez las
enseñanzas que “sobre el trabajo humano se encuentran en la homilía “Doing
Glory to God in Pursuits of the World” (Dando gloria a Dios en las ocupaciones
del mundo) , en la que Newman descarta “que las personas, al buscar la
perfección cristiana, pueden pensar equivocadamente que deben separarse de los
quehaceres y del trabajo ordinario” … se debe “considerar que las ocupaciones
de este mundo, aun no siendo celestes, son al fin de cuentas el camino al
cielo, y sin ser el fruto son la semilla de la inmortalidad, y tienen valor
aunque no en sí mismas, por aquello a lo que conducen”. Esta idea, que esta resaltada
ya por San Pablo, luego de Newman será retomada por San Josemaría Escrivá[vi] y
san Juan Pablo II en el siglo XX. Así, “Newman, Escrivá y Juan Pablo II nos
presentan así un sentido más profundo y cristiano del trabajo humano y nos
invitan a buscar por medio de este el bien de cada persona y el bien común”.
Como señala el P. Vélez, “Newman lo hace antes y con
claridad: [El cristiano en el mundo] mientras está en él debe glorificar a Dios
—no fuera sino dentro y por medio de él—, siguiendo la instrucción del apóstol:
“En la solicitud, no seáis perezosos; en el espíritu sed fervientes; para el
Señor sed servidores”. Se sirve mejor al Señor y con un espíritu ferviente
cuando los hombres no son perezosos en sus negocios, antes cumplen sus deberes
en el estado en que ha complacido a Dios llamarlos.”.
Las ideas y el trabajo universitario de Newman se
centran especialmente en la teología y en la educación y ponen en valor la tan
fundamental tarea de la Iglesia en la labor educativa, con sus decisivos
efectos y consecuencias en la evolución general de la cultura y la vida de la
sociedad. En este libro, el P Vélez se ocupa de los principales aportes a la
comprensión y enseñanza de la fe cristiana del Cardenal, y logra presentar con
gran claridad y poder de síntesis los temas que se detalla a continuación.
- Aspectos clave en la vida de Newman
- El camino de la conciencia, de la fe y de la santidad
- Ciencia, fe y desarrollo del dogma cristiano
- Educación universitaria y búsqueda de la verdad
- Evolución de la sociedad humana y “nueva primavera” en Inglaterra y el mundo
- Un estilo de liderazgo
- Labor evangelizadora
- Pensamiento docencia y ejemplo en la familia
1. Aspectos
clave en la vida de Newman
Un camino de conversión
Newman
recorrió un camino espiritual que lo llevó a la Iglesia católica en 1845. La
historia de este camino o conversión presenta un bello ejemplo que puede servir
a cada lector, católico de nacimiento o no, cristiano o no cristiano, a saber,
la pasión por descubrir la verdad religiosa y recorrer el mismo camino que Dios
le pidió a Newman, que vivió con pasión y audacia la búsqueda de las verdades
religiosas sin parar, hasta llegar a una firme convicción interior. Fue un
sinnúmero de razones y circunstancias las que lo llevaron al asentimiento de la
fe en la Iglesia católica. Él asintió a lo que Dios le pedía: el acto libre de
su amor a Dios.
La
decisión final de Newman fue un imperativo de su conciencia que le pedía dar el
paso. Era más que una conclusión lógica. Era un sinnúmero de razones y
circunstancias que lo llevaron a ese paso definitivo del asentimiento de la fe
en la Iglesia católica. Él asintió libremente a lo que Dios le pedía. Solo el
hombre libre puede amar, y el acto más libre es el amor a Dios. Las llamadas de
Dios siempre piden una libre adhesión. No se pueden forzar. En esto también
Newman nos da el ejemplo: con el delicado respeto a la libertad de sus amigos o
de quienes lo consultaban, los animaba a rezar y a ver las cosas con calma y libertad
a lo hora de plantearse el paso del anglicanismo al catolicismo.
La vida de oración.
Dios
busca a cada hombre y espera de cada uno una respuesta. La oración es ese
diálogo amoroso o conversación con Dios. Desde joven Newman tomó en serio la
piedad, otro nombre para el trato con Dios propio del que se sabe una criatura
y un hijo.Newman nos puede dar algunas lecciones con el uso que hizo de los
salmos, la meditación de los relatos bíblicos, su piedad y su vida sacramental.
Newman redactó bellas oraciones, reflexiones cortas, sobre diversos temas como
la vocación cristiana, la oración, el sufrimiento, la cercanía de Dios, la
pasión de Jesús, la acción del Espíritu Santo.
Devoción a la Madre de Dios
La
comprensión del papel de la Virgen María en la historia de la salvación va, por
así decirlo, como en paralelo con la historia de la conversión de Newman. A
medida que Newman entiende y profundiza en ello, más se acerca a la Iglesia
católica. Escribió varios sermones y muchas reflexiones sobre la Virgen María y
fue creciendo su amor hacia ella.
La
universidad, según Newman, está para producir hombres, pero en los tiempos de
Newman, al menos en Oxford y Cambridge, estaba en gran medida orientada a
producir gentlemen, o caballeros.
Se
encuentra la definición de un gentleman cristiano en la homilía que Newman
pronunció en el funeral de su buen amigo, James Robert Hope-Scott, jurista y
converso al catolicismo:”Y en lo que concierne a la universidad, esta puede
aspirar a educar el intelecto, pero no es capaz de formar la mente religiosa ni
el carácter del hombre. Esta es la labor de la Iglesia y uno de los aportes
importantes que puede hacer a las universidades. Ella puede formar a un
verdadero gentleman cristiano.”
Con esta
visión de la moral cristiana, Newman corrigió la noción de gentleman, que es
una creación de la civilización. Newman precisó aún más, que el hombre estaba
necesitado de la redención. Es un ser pecador que necesita superar el pecado y
las tentaciones, especialmente las del orgullo y el egoísmo. El mundo confunde
la humildad con la modestia por lo cual se puede ser muy orgulloso sin
presumir. El orgullo, según Newman, era el pan de cada día de la religión y la
moral de su tiempo, e hizo una descripción válida tanto para su época como para
la nuestra, en la cual el orgullo y la vanidad van unidas. Se busca que todo se
vea decente y bello en lo exterior: el vestido, el porte exterior, las calles.
Como se puede ver, esta no es la verdadera definición de un caballero. Es más
bien la caricatura de un gentleman, de manera que Newman usó el calificador de
casi. Dijo: “Por tanto es casi una definición de caballero decir que es uno que
no causa dolor a otros”35. Con esto pasamos a la noción de tolerancia, un
aspecto del que Newman siguió llamando retóricamente el verdadero gentleman.
Para el
cristiano, la tolerancia es una virtud y por tanto forma parte del carácter del
gentleman, pero no asume deberes de justicia como son el discriminar entre lo
verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo. Newman explica que “el mundo está
contento con poner en orden la superficie de las cosas; la Iglesia apunta a
regenerar las mismas profundidades del corazón”
Importancia de los amigos y de la
amistad
Como nos
dicen las Escrituras, quien tiene un amigo tiene un tesoro. Newman tuvo muchos amigos porque supo valorar
y cultivar la amistad con las personas, y vivió una larga vida. El afecto, la lealtad, la correspondencia
frecuente y otras virtudes como la sinceridad, contribuían mucho a la capacidad
de Newman para hacer y cultivar amistades. Pero el secreto de la amistad para
Newman estaba en la caridad cristiana, en darse a los demás por amor a Dios.
2. El camino de la conciencia, la fe y la
santidad
La
conciencia moral
A través de la conciencia moral, Dios habla al
hombre y este puede conocerlo y superar
el subjetivismo. La voz de la conciencia moral habla a cada uno, y le dicta con
una voz interior y desde la niñez lo que debe hacer y lo que debe evitar. Así
se ejerce la voluntad según una conciencia bien formada según lo que Dios
espera de nosotros.
El
acto de fe del creyente
Hay factores que dan firmeza al acto de fe del
creyente. Si bien se puede conocer a Dios y sus preceptos por medio de la ley
natural y la conciencia moral, se accede a la revelación de Jesucristo en las
Escrituras y por los sacramentos. Se profundiza el conocimiento de Dios
mediante la oración, la lectura diaria, la meditación y el estudio de su
Palabra. Y apoyado en la autoridad de la
Iglesia y en la tradición de los Padres de la Iglesia en la que se apoya
muchas veces, allí donde la comprensión no sea evidente.
La
vida cristiana y el trabajo desde la perspectiva de la santidad.
Los santos nos mueven a ser discípulos de Cristo y
cada uno nos ofrece lecciones particulares para esa misión evangelizadora. La
vida cristiana, para Newman, era la respuesta que el hombre daba a la llamada
de Dios. La llamada a la santidad se
entiende como un camino de amor y de lucha. Los medios para recorrer el camino
son la oración, la práctica de las virtudes en la vida ordinaria y el trabajo y
una vida sacramental. Se sirve mejor a Nuestro Señor Jesucristo y con mayor
fervor cuando los hombres no son perezosos en su trabajo y, en cambio, cumplen
su deber en el estado de vida en el que Dios se ha complacido llamarlos. Dios
nos llama a todos a la santidad, es decir, a participar de quien es solo santo,
de Dios mismo. Esta es la clave de la vida del cristiano. No se trata de ver la
religión católica como una cuestión de cumplir leyes y preceptos. Es ante todo
la vida de hijos que por la gracia son divinizados. Una buena parte de las
homilías de Newman están enfocadas por un lado en reprobar los pecados y
vicios, empezando por el orgullo, la insinceridad y la falta de fe, y por el otro
en animar a sus oyentes en el ejercicio de las virtudes, como son la humildad,
la caridad, la fe, la piedad, la sinceridad y el celo por las cosas de Dios.
3. Ciencia, fe y desarrollo del dogma cristiano
La
armonía entre las ciencias básicas y la fe
La certidumbre es un convencimiento interno por el
cual se confía plenamente en una verdad, más profundo que un razonamiento
certero. A cada persona le toca hacer en su existencia y en su actuar en el
mundo un acto de fe personal en Dios, y frente a la persona de Jesucristo, debe
reconocer que es verdaderamente Dios, el Hijo unigénito del Padre. El
conocimiento de Dios debe ser un conocimiento de Dios mismo, y no de ideas
sobre Dios. La armonía entre las ciencias y la fe se basa en que Dios es uno y
no puede haber contradicción en lo que
se puede conocer de él y de su creación.
Continuidad
y desarrollo del dogma cristiano en su evolución histórica.
La religión cristiana se rige por verdades bien
definidas y constantes llamadas dogmas. La religión se basa en un conocimiento
de verdades acerca de Dios, el mundo y el hombre que se encuentran en la
Sagrada Escritura. Con el correr de los siglos la Iglesia católica formuló con
más detalle ciertos dogmas además de los contenidos en los credos sobre la
Santísima Trinidad, Dios creador, la encarnación, la redención, el juicio final
con el premio o castigo, y también formuló nuevos derivados de los anteriores.
La clave está en que hay desarrollo verdadero cuando la doctrina crece en
continuidad con el pasado, es decir sin contradicción y como un crecimiento
orgánico.
Quizá la noción más valiosa para entender el
desarrollo doctrinal es la comparación con la fuente de un arroyo que forma un
riachuelo y se convierte en un río, a veces grande y profundo, sobre todo cuando
recibe otros tributarios. El tema del desarrollo doctrinal es de suma
importancia para nuestros tiempos. Para muchas personas en el mundo occidental
la religión consiste en cuestión de opiniones y gustos, no de verdades
objetivas y constantes, y se considera que cada uno puede dejar y elegir lo que
uno quiere, con tal de que se busque amar a Dios según lo que la conciencia le
dice. Según este modo de actuar, la religión se convierte en algo
principalmente personal y sentimental. Para hacer frente a esta forma errónea
de ver la religión y las verdades doctrinales, la vida de Newman y su obra son
una valiosa ayuda
4. Educación universitaria y búsqueda de la
verdad
La
importancia y el sentido de la universidad y de los estudios universitarios
Los estudios universitarios son para la formación
del intelecto, el desarrollo de la
capacidad de pensar, organizar y analizar las ideas, comparándolas y sacando
conclusiones. Este proceso exige la lectura cuidadosa de textos bien elegidos y
el trabajo de relacionar las partes con el todo y forma los hábitos filosóficos
o intelectuales. El sentido de la universidad y los estudios universitarios
consiste en formar en los estudiantes un hábito filosófico. Y parte de los
estudios básicos universitarios deberían incluir elementos de literatura,
filosofía y teología. Las ciencias forman un conjunto, un todo, y por eso
constituyen la universidad.
La
búsqueda de la verdad en materia de religión
La formación de hombres en la universidad incluye el
desarrollo de conjunto del intelecto, la voluntad, el carácter, el conocimiento
de Dios y la piedad. El fin es ambicioso, pero alcanzable en diferentes medidas
según las personas. Esa fue la formación que se dio en la incipiente
Universidad Católica de Irlanda y hoy día en unas cuantas universidades en el
mundo.
5. Evolución de la sociedad humana y “nueva
primavera”
Newman
tiene una visión teológica de la historia
La historia es historia de la salvación. En su
ensayo sobre los turcos escribe Newman que “estamos obligados a juzgar sobre
personas y eventos de la historia, no por sus apariencias sino por su
significado interno”. Su filosofía de la historia trata de la historia de la
salvación, con la perspectiva de la acción de Dios en el mundo y la actuación
de los hombres.
Los
límites del progreso humano
Newman tiene una comprensión realista y con apertura
a lo espiritual ante la idea del progreso humano. Reconoce que existe el
progreso en las culturas y civilizaciones pero llega un punto en que acaba
cuando surge en ellas el comportamiento de los bárbaros, destruyéndose en la
medida en que dominan los intereses egoístas y los instintos primitivos, y
otras desde afuera las avasallan a su vez.
¿Comienzo
de una segunda primavera de la Iglesia en Gran Bretaña?
Newman vio el comienzo de una segunda primavera de
la Iglesia en Gran Bretaña que, a pesar de su corta duración, fue significativa
dando grandes hombres como Hilare Belloc, C.S. Lewis, J. R. Tolkien y
Christopher Dawson. En 1850, al cabo de varios siglos, nuevos obispos católicos
fueron consagrados para Inglaterra. Al restablecer así la jerarquía luego de
varios siglos, Newman veía a los santos como heraldos del Evangelio que Dios
suscitaba para renovar a su Iglesia, a través de la palabra, el ejemplo y la
amistad. Decía: “No soñéis con convertir la opinión pública de Londres; no lo
podéis lograr ni tenéis necesidad de ello. Mirad vuestra casa; allí está
vuestra labor; lo que debéis hacer y lo que podéis hacer es una y la misma
cosa.” Y la evangelización de la sociedad pasa por el sufrimiento y la cruz.
“Sí, queridos sacerdotes y hermanos y, si es la bendita voluntad de Dios, no
solo santos, no solo Doctores, no solo predicadores, serán nuestros, sino
también mártires, quienes consagrarán de nuevo la tierra a Dios. No sabemos lo
que está delante de nosotros antes de que ganemos lo que nos toca; estamos
inmersos en una grande y gozosa empresa, pero la furia del enemigo está en
proporción a la gracia de Dios. (...) Establecer de nuevo la Iglesia en
Inglaterra es una obra demasiado grande para realizarla en un rincón. Tenemos
motivos para esperar que semejante bendición no se nos dé sin la cruz”. Con
esta visión sobrenatural, Newman vio el comienzo de una segunda primavera de la
Iglesia en Gran Bretaña que, a pesar de su corta duración, fue significativa
dando grandes hombres como Hilare Belloc, C.S. Lewis, J. R. Tolkien y
Christopher Dawson.
Nuestro
mundo contemporáneo
La sociedad
actual se enfrenta a una lucha semejante a la de Newman, contra el relativismo
moral y el materialismo pagano. Newman nos muestra que cada persona está
llamada por Dios para jugar un papel en sus planes, toca a cada uno descubrir
cuál es esa invitación específica y responder con fe y confianza. “Dios me ha
creado para hacerle un servicio determinado; me ha asignado una tarea para
realizar que no ha confiado a otro. Yo tengo mi misión —tal vez no la conozca
en esta vida, pero me será contada en la próxima—. De algún modo soy necesario
para sus fines, tan necesario en mi lugar como un arcángel en el suyo. Si, de
hecho, fallo, él puede levantar a otro así como pudo convertir las piedras en
hijos de Abraham. Sin embargo, yo tengo mi parte en esta gran empresa; soy un
eslabón en la cadena, un enlace de conexión entre personas. Él no me ha creado
en vano”. Si los cristianos respondemos a las llamadas de Dios, también habrá
nuevas primaveras en otros países que tiempo atrás recibieron la fe y un despertar
a la fe en Cristo en aquellos que aún no han sido evangelizados.
6. Un estilo de liderazgo
Habiendo sido profesor universitario y fundador de
una universidad y de un colegio, Newman sigue hablando hoy de modo especial a
los estudiantes y profesores universitarios. Los invita a conocer mejor la fe y
a conservar la unidad del saber universitario por medio del estudio de la
teología. Sus escritos teológicos dan fundamentos y nuevas luces a teólogos,
clérigos y estudiantes de teología. Muchos de los nuevos líderes de la Iglesia
se formarán en las universidades. Por tanto, la Iglesia necesita pensar cómo se
enseña y transmite la fe a nuevas generaciones tanto en las universidades
seculares como en las católicas.
Por su trato con profesionales líderes en la sociedad,
Newman subrayaba la importancia que tiene ayudar a los que influyen en las
leyes de la educación y en las relaciones entre el Estado y la Iglesia, como
parte de la misión de fieles en el mundo. Su experiencia como fundador de un
colegio para jóvenes también ofrece lecciones acerca de la educación de la
juventud cristiana, concretamente, acerca de la importancia de educar a los
jóvenes en el ejercicio de su responsabilidad y libertad, y en el trabajo de
conjunto entre los padres de familia y maestros de colegios. La renovación
espiritual y moral de la Iglesia pasa por la labor educativa de los colegios
católicos.
7. Labor evangelizadora. Pensamiento docencia y
ejemplo en la familia
Se pueden resaltar tres aspectos de su ímpetu
evangelizador. La evangelización exige
un trato personal con las personas, el servicio y el ejemplo de vida, y Newman
cumplió con esas premisas. Newman fue un pensador y escritor excepcional. Nos
muestra la necesidad de aprender a usar bien las palabras para dar a conocer a
Cristo. Pero las palabras sin el ejemplo no convencen, no tienen peso - Los que
viven de un modo coherente y atractivo acercan a los demás a su ideal. Y eso es
lo que Newman procuró hacer y enseñar a otros. Afirmaba: “No soñéis con
convertir la opinión pública de Londres; no lo podéis lograr ni tenéis
necesidad de ello. Mirad vuestra casa; allí está vuestra labor; lo que debéis
hacer y lo que podéis hacer es una y la misma cosa.”
[i] El autor: El
P. Juan R. Vélez, sacerdote católico de la Prelatura del Opus Dei, nació en Venezuela y se crió en Colombia,
Inglaterra y Estados Unidos. Es doctor en teología dogmática y médico por la
Universidad de Navarra. El P. Vélez es también autor de
Take Five:
Meditations with John Henry Newman – co autor: Mike Aquilina -2010,
Passion for Truth: The Life of John Henry Newman , A University
Education for the 21st Century: The Opening of the American Mind
- 2015 y Holiness in a Secular Age, the Witness of Cardinal Newman – 2017.
[ii] Nota: Esta reseña
intenta reflejar con la mayor fidelidad posible el libro del P. Juan Vélez
sobre la vida y obras del Cardenal Newman, tratando de incluir la menor
cantidad de agregados posibles. En consecuencia, la mayoría de los textos
surgen del propio libro, dado que se trata simplemente de presentar el escrito,
invitando a proseguir con la lectura del mismo, donde se encuentra el
desarrollo completo de lo aquí expresado.
[iii] Cardenal Newman : un santo para el mundo de hoy / Juan R.
Vélez.- 1a ed . - Rosario – Argentina - Ediciones Logos Ar, 2019
Este libro usa mucho material de otro libro del P. Vélez, Holiness in a
Secular Age, the Witness of Cardinal Newman, publicado por Scepter Publishers en
2017. En este se resumen algunos temas, se omiten otros del libro anterior y se
presentan algunos capítulos nuevos.
[iv] Al ser nombrado
cardenal, Newman tomó como su lema episcopal las palabras Cor ad cor loquitur
(el corazón habla al corazón), tomadas de una carta del obispo san Francisco de
Sales. En efecto, para Newman la amistad era una continua conversación de
corazón a corazón que tenía por paradigma a Cristo.
[vi] Para
san Josemaría en doctrina que sería expuesta luego por el Concilio Vaticano II:
“es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos
santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres” Josemaría Escrivá, “Amar
al mundo apasionadamente” en Conversaciones con Mons. Josemaría Escrivá de
Balaguer, Madrid: Rialp, 1968, n. 113
[vii] Definición de
un caballero según el Beato Cardenal Newman, en "La Idea de una
Universidad", serie de disertaciones ofrecidas en Irlanda en 1852.
"Podría decirse que prácticamente la definición de un caballero es la de
aquel que nunca inflige dolor. Esta es una descripción tan exacta como
refinada. Un caballero se ocupa principalmente en remover aquellos
elementos que obstaculizan la libre acción de quienes que lo rodean. Procura
colaborar más que encabezar iniciativas por sí mismo. Si bien la naturaleza nos
provee de los medios naturales para el reposo y nos ofrece el calor animal, los
beneficios de un caballero pueden equipararse a la comodidad que nos brinda una
silla confortable o un buen hogar encendido; ambos mitigan nuestro frío y
fatiga. Un verdadero caballero evita cuidadosamente ocasionar un sobresalto en
las mentes de aquellos con quienes trata, evita todo enfrentamiento de
opiniones, coalición de sentimientos, restricciones, sospechas, tristezas o
resentimientos. Su principal preocupación radica en que cada uno se sienta
cómodo como en su casa. Sus ojos están puestos en todas sus compañías, es
considerado con los tímidos, gentil con los distantes y misericordioso hacia
los absurdos. Recuerda a todas las personas con quienes estuvo conversando. Se
cuida de hacer acotaciones impetuosas o mencionar temas irritantes. Rara vez
destaca como centro en las conversaciones y, sin embargo, jamás resulta
tedioso. No le pesan los favores mientras los realiza y parece recibir
precisamente aquello que está confiriendo. Nunca habla de sí mismo excepto
cuando está obligado y jamás se defiende mediante una simple réplica. No tiene
oídos para los chismes ni las calumnias. Es escrupuloso para comprender los
motivos de aquellos que interfieren y trata de interpretar todo de la mejor
manera posible. Jamás es desconsiderado o mezquino en sus disputas ni tampoco
se aprovecha de ventajas injustas.No confunde las personalidades ni tampoco deja
de ver la diferencia entre lo que es una observación tajante y un verdadero
argumento.Tampoco hace insinuaciones sobre hechos nefastos sobre los que no
pueda a hablar francamente. Ejerciendo una prudencia de largo alcance observa
la máxima de aquella antigua saga que dice que debemos conducirnos con nuestros
enemigos como si un día fueran a ser nuestros amigos. Tiene demasiado sentido
común como para sentirse afectado por los insultos, está suficientemente
ocupado como para recordar injurias pasadas y es lo suficientemente indolente
como para soportar las malicias. Es paciente, contenido y resignado a los
principios filosóficos. Soporta el dolor porque sabe que es inevitable, las
aflicciones porque son irreparables y a la muerte porque es su destino. Si entra
en algún tipo de controversia su intelecto disciplinado lo preserva de cometer
una desatinada descortesía propia de las mentes menos educadas. Estas
últimas, cual armas romas, cortan y desgarran en vez de realizar cortes
limpios, confunden el motivo principal del argumento, gastan sus fuerzas en
trivialidades, juzgan mal al adversario y dejan al problema peor de lo que lo
encontraron. El caballero puede estar en
lo correcto o estar equivocado en su opinión pero tiene demasiada claridad
mental como para ser injusto. Así como es de simple es de fuerte, así como
es breve es también decisivo. En ningún otro lugar encontraremos mayor candor,
consideración e indulgencia. En sus argumentos con sus oponentes no olvida sus
propios errores. Él conoce la debilidad de la razón humana así como su
fortaleza, su competencia y sus límites. Si el caballero no fuera un creyente
aun así tendría una mente lo suficientemente amplia y profunda como para no
ridiculizar la religión o actuar en su contra. Es demasiado sabio como para ser
dogmático o fanático. Respeta la piedad y la devoción y apoya el bien de
aquellas instituciones con las cuales no está de acuerdo considerándolas como
elementos venerables, hermosos o útiles. Honra a los ministros de la religión y
declina aceptar sus misterios sin por ello agredirlos o denunciarlos. Es amigo
de la tolerancia religiosa y esto no es tan solo por su filosofía, que le exige
ser respetuoso con todas las formas de fe, sino por su caballerosidad y
delicadeza de sentimientos las cuales constituyen el séquito de toda provechosa
civilización”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario