jueves, 14 de marzo de 2019

Educación sexual en la escuela superadora de reduccionismos. ¿Es posible? por Myriam Mitrece de Ialorenzi



Educación sexual en la escuela 



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Por Lic. Myriam Mitrece de Ialorenzi


Breve disquisición terminológica

En nuestro país, la ley 26.150 crea el programa de Educación Sexual Integral y regula esta área en las escuelas.

Si bien para la legislación se adopta ese nombre, algunas instituciones educativas, para su uso interno, optaron por otras denominaciones: educación integral de la sexualidad, educación efectivo-sexual o educación para el amor, entre otros. Estas diferencias no son solo semánticas, sino que reflejan cosmovisiones y acentúan enfoques. Incluso las mismas palabras pueden tener significado ambiguo. Por ejemplo, el término “integral” puede significar que los datos biológicos se coronan en la sociedad y la cultura (como en el caso de la “Educación Sexual integral”) o que esta educación atañe y se dirige al hombre como totalidad y en su contexto (en “Educación Integral de la Sexualidad”); “Educación para el Amor” pone el acento en la sexualidad como potencia unitiva, “Educación afectivo-sexual” hace hincapié en la educación de los sentimientos, la expresión de las emociones y el fortalecimiento de los vínculos humanos.

A los fines de este artículo utilizaremos la denominación “Educación Integral de la Sexualidad” para referirnos a una educación con enfoque personalista, “Educación Sexual Integral” (ESI) a la que se está avalando en la actualidad desde el Ministerio de Educación y “Educación sexual en la escuela” simplemente para señalar esta área del conocimiento.

Necesidad de la educación sexual. Función de los padres y de la escuela

La primera pregunta que deberíamos hacernos, es sobre la licitud de este tipo de enseñanza en los establecimientos de educación formal.

Sobre la importancia de la educación sexual en el ámbito de la familia, no cabe ninguna duda. La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano”[1].

El ser humano nace necesitado de un entorno que lo acoja, acompañe y sostenga en su crecimiento, mientras se le brinda las herramientas para que paulatinamente se vaya haciendo cargo de sí mismo.

Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos.[2]

Inicia la vida como ser sexuado: varón o mujer. La influencia del ambiente, la cultura y las experiencias personales irán dejando huellas en la forma de reconocer, aceptar y desarrollar la masculinidad o la feminidad.

La sexualidad como las demás potencialidades humanas se desarrolla en el tiempo y es susceptible de ser educada y humanizada. Los padres educan y transmiten su valor sin proponérselo, con la convivencia y de modo asistemático.

Por otra parte, La familia es la primera, pero no la única y exclusiva, comunidad educadora; la misma dimensión comunitaria, civil y eclesial del hombre exige y conduce a una acción más amplia y articulada, fruto de la colaboración ordenada de las diversas fuerzas educativas. Estas son necesarias, aunque cada una puede y debe intervenir con su competencia y con su contribución propias”[3]

La escuela, como agente educador subsidiario, socializa los conocimientos y brinda un ámbito de referencia más amplio, intermediario entre la familia y la sociedad.

Más allá de la obligatoriedad de la enseñanza de la educación sexual, la escuela se encuentra impelida a hacerlo por exigencias propias del quehacer educativo. Si tal como enunciamos anteriormente, nacemos sexuados y esta condición nos acompaña toda la vida, una educación que pretenda ser verdaderamente integral no puede dejar de lado que el alumno “neutro” no existe sino como entidad conceptual. Los educandos concretos son varones y mujeres en desarrollo, y como tales irán madurando y configurando su sexualidad paralelamente con su escolaridad.

El trabajo que desempeñan las instituciones educativas formales, en tanto es sistemático y dirigido a objetivos, no puede dejar la educación sexual librada al azar o a la buena disposición de algunos docentes. Esta tiene objetivos precisos y claros que deben ser considerados y entramados en un proyecto pedagógico en concordancia con el ideario institucional y compartidos con la comunidad educativa.

Frente a quienes sostienen que la escuela en lo referente a la sexualidad solo debe instruir y brindar información de carácter biológico, sostenemos que es intrínsecamente imposible. La educación nunca es axiológicamente neutra. Colabora en el desarrollo de potencialidades humanas transmitiendo valores porque el ser humano se mueve por ellos y se motiva a aprender aquello que descubre como bueno.

Los niños y adolescentes siempre se han preguntado sobre temas que involucran la sexualidad: el origen de la vida, el amor, el placer, la atracción sexual, la procreación entre otros; pero hoy más que nunca necesitan referentes adultos válidos, que no siempre encuentran en su entorno familiar. 

Lamentablemente, cada vez es más frecuente que se encuentren en situación de descuido o desamparo, con familias destruidas, padres ausentes o que no les prodigan el tiempo cualitativa o cuantitativamente necesario. La tarea del docente es fundamental, especialmente en este momento histórico en el que existe mucha información al alcance de todos, pero sin la formación necesaria para procesarla, evaluarla y juzgar con rectitud la realidad que les toca vivir.

En tiempos de confusión generalizada la escuela también puede, ayudar a los padres para que puedan cumplir con su misión de la mejor forma posible.

Por lo expuesto, en principio, podríamos decir que la educación sexual, es un área no solo lícita, sino también deseable. Pero decimos, en principio, porque aquí entran en juego dos cuestiones esenciales: las políticas educativas y la formación de los docentes.

Un poco de historia sobre la formación docente: cuestión clave

El 30 de octubre del 2002, el Congreso Nacional sancionó la ley 25.673 que creó el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, en el ámbito del Ministerio de Salud. En su artículo 5º establece que el Ministerio de Salud en coordinación con los Ministerios de Educación y de Desarrollo Social y Medio Ambiente tendría a su cargo la capacitación de los educadores.

Este antecedente hizo que poco antes del cuarto aniversario de la mencionada ley, se promulgara la Nº 26.150, de Educación Sexual Integral, promovida por el Ministerio de Educación, que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, en el ámbito del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Dicha ley enuncia que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal”. Con su artículo 2 se crea el programa ESI y en el 6º determina que, en consulta con el Consejo Federal de Cultura y Educación, se definirían los lineamientos curriculares básicos.

Acciones que se realizaron tal como la ley lo establecía, en 2008

Si bien se podía percibir el enfoque de género implícito en estos contenidos, permanecían moderadamente invisibilizados detrás de términos amigables.

Recordando los momentos de la redacción final de los lineamientos curriculares se narra que se prestó particular atención al lenguaje utilizado en los textos. Desde la perspectiva de quienes tenían a cargo estas decisiones de política pública, la flexibilidad en la terminología utilizada posibilitó alcanzar consensos y avanzar en la definición de los contenidos mínimos. Había un resquemor fuerte de los sectores más conservadores que ya se había expresado en la cuestión de la llamada ideología de género. Entonces, la palabra género no aparece demasiado en los lineamientos. Aparece todo el tiempo la cuestión de la equidad entre varones y mujeres. También el tema de la diversidad; pensemos que entonces (en 2008) no había leyes de matrimonio igualitario ni de identidad de género. Los lineamientos son anteriores a estas dos leyes.

Otro producto de la negociación es la formulación de los métodos anticonceptivos, que en los lineamientos dice: ‘métodos anticonceptivos y de regulación de la fecundidad’. Hoy no pondríamos de la regulación de la fecundidad… Esta estrategia coincide con lo observado por la OMS en otros países del mundo que lograron implementar políticas de educación integral de la sexualidad y/o de salud sexual y reproductiva dirigidas a adolescentes (OMS, 2016). (…)Hay mucho de perspectiva de género, aunque no esté la palabra: aparece en todas las asignaturas, en educación física, en educación artística, está la cuestión de las distintas actividades y los distintos lenguajes para todos y todas, y los estereotipos de género en el nivel inicial.”[4]

Desde el año 2009 la elaboración y distribución de materiales educativos fue intensa y continua, en soporte papel, digital, audiovisual y por distintos medios y canales emisores. Siempre reforzando y paulatinamente haciendo más visible la perspectiva de género. En la misma línea, siguieron las capacitaciones en las que (hasta 2015) ya se habían capacitado 118.250 docentes, estuvieron involucradas 44.600 escuelas, y se invirtió gran parte del presupuesto educativo en 17 provincias argentinas. El 77,8% de los directivos participó en la capacitación masiva del programa ESI Nación y el 80% organizó jornadas institucionales en sus establecimientos. La capacitación oficial se basó en la difusión de la teoría o perspectiva de género, la cual, entiende a la sexualidad como una construcción social, desvinculada de su naturaleza biológica. Se apuntó a la desaparición de las categorías de varón y mujer ya la equiparación de toda orientación sexual, enseñándolo a los niños desde muy pequeños y durante toda la escolaridad. Este enfoque es contrario al sentido común, pero ingresó bajo el ropaje de la empatía, la comprensión, la tolerancia y la mentalidad abierta, apelando a la no discriminación y la inclusión. Términos como como equidad o igualdad de género y valoración de la diversidad pasaron a ser parte del lenguaje pedagógico corriente.

Presentamos algunos pocos ejemplos de los muchos textos que sirvieron a la capacitación docente en ESI. La línea teórica se mantuvo durante todos estos años, trascendiendo a los gobernantes y ministros de turno.

Nos proponemos aquí reflexionar acerca de la construcción de identidades genéricas, presentando una articulación posible entre las nociones de "sexo" y "genero" desde la teoría feminista y señalando alguna inquietud sobre el papel que juega la escuela en la re-creación de estas identidades. (…) Son las distintas instituciones sociales y la performance de cada uno de los sujetos, las que recrean día a día, la "naturalidad" de la norma heterosexual y en este sentido la posibilidad única de dos sexos como modo de existencia generalizada.”[5]

 “…en función de los modos de la “normalización” sociocultural de la identidad sexual es que se impuso una concepción de la heterosexualidad como única legítima, cuando en realidad debe entenderse como una variante más dentro de las sexualidades diversas…”[6]

“Desde que nacemos, padres, maestros, amigos y toda la cultura nos dice que si tenemos pene seremos y sentiremos como varones, y si tenemos vulva, seremos y sentiremos como mujeres. También nos dicen que va a llegar el día en que conoceremos a alguien del sexo opuesto de quien nos vamos a enamorar, casar, tener hijos. A muy pocos nos explican que quizás nos enamoremos de alguien del mismo sexo, o que quizás nos identifiquemos más con el género opuesto…A esta creencia se la llama heterosexualidad obligatoria… porque representa a la heterosexualidad como una norma que todas y todos deberíamos cumplir”.[7]

“Es importante que los siguientes conceptos estén presentes en las reflexiones finales (del taller): …la heterosexualidad es solamente una de las formas posibles de vivir la sexualidad, ni mejor, ni peor que otras…”[8]

“Los docentes tienen un rol fundamental a contribuir a que la escuela sea ese espacio donde se den las condiciones que van a permitir a los niños/as:…(a) no percibir la sexualidad solo en formato de heterosexualidad” … “A su vez los docentes deben fomentar el respeto basado en: …Tratar la diversidad para ser vivida, entendida y construida desde los primeros años. Los niños/as deben conocer las distintas realidades y opciones que varones y mujeres tienen a la hora de vivir la afectividad, sexualidad, diversidad de géneros, para que en el futuro no perciban las opciones diferentes a la heterosexualidad como algo extraño y conflictivo, tanto si ellos/as se sienten gays, lesbianas, transexuales, como sí lo son las personas que están a su alrededor”.[9]

Otro de los puntos promovidos por la ESI, fue la promoción de la anticoncepción, incluyendo información para acceso a la ILE(interrupción legal del embarazo), basado en el supuesto derecho de los adolescentes al goce de una sexualidad plena y libre de coacciones.

Exponemos aquí algunos de los muchos ejemplos: “Una decisión que se toma con autonomía en la adolescencia es la elección del método anticonceptivo. Los métodos anticonceptivos recomendados para adolescentes y que se entregan gratis en hospitales, centros de salud, obras sociales y prepagas son: preservativo, pastillas anticonceptivas, pastillas anticonceptivas de lactancia, inyectables, DIU y anticoncepción hormonal de emergencia (AHE).”[10]

“En las primeras relaciones sexuales es común tener accidentes, como olvidarse de tomar las pastillas anticonceptivas o que se rompa el preservativo. Esto pasa porque estamos aprendiendo … ¡y se aprende con la práctica! En estas situaciones y también en caso de una violación, si se actúa con rapidez es posible evitar el embarazo con la anticoncepción hormonal de emergencia, también llamada en algunos lugares ´pastilla del día después´”[11].

“Si decidimos interrumpir el embarazo, los médicos y agentes de salud tienen la obligación de escucharnos, orientarnos en forma confidencial, respetuosa, sin discriminación y sin pedirnos que vayamos acompañadas/os por un adulto. (…) La decisión es nuestra, es nuestro derecho decidir.”[12]

Entre los materiales y recursos educativos del Plan Nacional de prevención del embarazo no intencional en la adolescencia (ENIA), se establece el acceso al ILE (interrupción legal del embarazo) como un derecho de las adolescentes[13]

Algunas instituciones educativas percibieron este sesgo en la comprensión de la sexualidad y se resistieron a utilizar ese material o capacitar a sus docentes en dichos cursos.

Según el informe “La Educación Sexual Integral. Balances y desafíos de la implementación de la ley. 2008-2015” del Ministerio de Educación, algunas resistencias encontradas en la implementación fueron de tipo moral. Dice textualmente el informe “la resistencia refleja la objeción frente a los contenidos y enfoques que se proponen como parte de la ESI. En general, este tipo de resistencias surge entre docentes y directivos afines a perspectivas (que) considera(n) que una educación sexual “positiva” se limita a aquella que entiende a la sexualidad como un modo de expresar y vivir el amor. Según este criterio, la educación sexual debería promover la castidad prematrimonial, la fidelidad y la expresión del amor dentro del matrimonio. Este enfoque parte de una visión esencialista de la biología, que atribuye funciones específicas a los hombres y a las mujeres y entiende que el matrimonio debería ser constituido por una pareja heterosexual”. Y aclara “También encontramos, con mayor o menor fuerza, representaciones sobre la sexualidad propias del catolicismo, extendidas en la sociedad en general. Estas representaciones también fundamentan resistencias en docentes no practicantes”.

Otra de las resistencias tuvo que ver con “la posible crítica de los padres y madres en caso de que la escuela ofrezca perspectivas que las familias no comparten, o interceda en una presunta responsabilidad familiar”[14].

Más adelante, el texto dice que los talleres que suscitaron más interés pero que al mismo tiempo generaron más resistencias, fueron diversidad sexual, género y derechos. Mientras que cuidado del cuerpo y afectividad fueron menos resistidos y más incorporados en los proyectos educativos. En otro párrafo sostiene que “la perspectiva de la ESI entra en contradicción con la cultura y valores del alumnado y de sus padres y madres”[15]

En realidad, la implementación fue despareja. Hubo instituciones educativas que se hicieron cargo de la situación y diseñaron buenos proyectos a pesar de las circunstancias, otras que temerosamente buscaron la indefinición como forma de evasión al conflicto, otras que no lograron realizar ninguna propuesta sistemática.   De todas formas, el Programa ESI difundió socialmente una visión de la sexualidad empobrecida y de raíz socioculturalista.

Educación sexual en la escuela superadora de reduccionismos. ¿Es posible?

La educación sexual en la escuela, para ser verdaderamente integral tendría que respetar al menos tres premisas:

1- Basarse en una perspectiva personalista, sin sesgos ideológicos que considere los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales del alumno, en su contexto y como ser en desarrollo.
2- Respetar el derecho de los padres a decidir sobre la educación que quieren dar a sus hijos.
3- Formar docentes y aptos capaces de formar e informar a los niños y adolescentes, de forma completa, científica y actualizada, ayudándose de la psicología, la pedagogía y la didáctica.

Es deseable que a partir de este enfoque integral los alumnos encuentren respuesta a sus inquietudes y aprendan a conocer, reconocer, aceptar el propio cuerpo y autogobernarse, de modo tal que se encuentren en mejores condiciones para integrar armónicamente su personalidad y los factores que la condicionan: cuerpo sexuado, temperamento, cultura, historia familiar, experiencias vividas, formación recibida, influencias de amigos, familiares y otras personas de la sociedad.

Considerando las características del mundo posmoderno, de las políticas globales, del sesgo ideológico con que se ha capacitado a los docentes, y el avance de leyes contrarias al orden natural, debemos reconocer que tal emprendimiento, es difícil, pero no imposible.

Cada docente y cada escuela deberían ir encontrando los propios caminos para llevarlo adelante. Aunque pueda resultar obvio, la primera tarea antes de encaminarse a la acción es la reflexión. La institución educativa tendrá que conocer su comunidad: sus fortalezas, debilidades, características, problemas, necesidades y prioridades, yrequerirá de un conjunto de decisiones articuladas, compartidas por los directivos de la institución, el equipo docente y los padres.

Haciendo una apretada síntesis, concluimos diciendo que la educación sexual en la escuela, para que sea verdaderamente integral, ha de considerar que el alumno, sea niño o adolescente:
  • Es persona, es decir que tiene inteligencia para conocer la verdad y voluntad para dirigirse al bien.
  • Es sexuado y por lo tanto su cuerpo es personal, merece respeto y nunca puede ser instrumentalizado. 
  • Se desarrolla de acuerdo con determinadas líneas previsibles, de forma continua, progresiva que van de lo simple a lo complejo y de esa forma ha de ser educado.
  • Siempre es contextuado. Se ubica en un tiempo y lugar con los que interactúa en todo momento.
  • Es perfectible. Siempre tiene posibilidades de aspirar a ser, cada día, un poco mejor, en algún aspecto.
  • La cultura influye sobre el desarrollo de su sexualidad, lo que no quiere decir que la cultura lo construya ni lo determine.

Del mismo modo, ha de reconocer que en todo desarrollo humano existen posibilidades de seguir líneas no esperadas. Es necesario también acompañar y orientar todas las situaciones en las que esos desarrollos se dan de una forma distinta. Porque todas las personas valen y deben ser respetadas en su dignidad.




[1]Sagrada Congregación para la Educación Católica. Orientaciones educativas sobre el amor humano. Pautas de educación sexual. (1983) Capturado el 19 de enero de 2019 en: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_doc_19831101_sexual-education_sp.html

[2] Pontificio Consejo para la Familia. Carta de los Derechos de la Familia. (1983) Capturado el 2 de febrero de 2019 en: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/family/documents/rc_pc_family_doc_19831022_family-rights_sp.html

[3]Juan Pablo II. Familiaris Consortio, 40. (1981) Capturado el 2 de febrero de 2019 en: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_19811122_familiaris-consortio.html

[4] Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación- UNPFA. El derecho a la Educación Sexual en la Argentina. Aprendizajes de una experiencia exitosa. Capturado el 2 de febrero de 2019 en:https://argentina.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/ESIenArgentina.pdf
[5]Morroni, L. Generando géneros en: El Monitor de la educación. Revista del Ministerio de Educación, Ciencia y tecnología. Nº11. (2007) pags. 38-40. Capturado el 2 de febrero de 2019 en:.http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/monitor/monitor/monitor_2007_n11.pdf

[6]Inadi-Ministerio de Educación. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Guía didáctica para docentes. Somos iguales y diferentes.(2011) Capturado el 2 de febrero de 2019 en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL005365.pdf

[7]Ministerio de Salud. Derechos sexuales y reproductivos. Hacemos campaña por nuestros derechos.(2012). Capturado el 2 de febrero de 2019 en: http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000673cnt-derechos_sexuales_y_reproductivos.pdf

[8]Ministerio de Salud. Experiencias para armar. Manual para talleres en salud sexual y reproductiva. Materiales didácticos.(2014). Capturado el 3 de febrero de 2019 en:  http://www.msal.gob.ar/images/stories/ryc/graficos/0000000598cnt-experiencias-para-armar-baja.pdf

[9]Ministerio de Educación CABA. Guía de orientación educativa. Diversidad de género.Capturado el 3 de febrero de 2019 en:

[11] Op.Cit.

[12] Op. Cit

[13] Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación. Recursos y campañas. Plan ENIA.Capturado el 3 de febrero de 2019 en: http://www.msal.gob.ar/index.php/component/ryc_contenidos/?filter_problematica=83&filter_soporte=0&palabra_clave=&option=com_ryc_contenidos

[14]Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. La Educación Sexual Integral. Balances y desafíos de la implementación de la ley. 2008-2015. Capturado el 3 de febrero de 2019 en: http://www.ossyr.org.ar/pdf/bibliografia/547.pdf

[15] Op. Cit. 

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