domingo, 11 de noviembre de 2018

Otras voces - La visión de Rusia de Alexander Solzhenitsyn por Pablo López Herrera

Otras voces

La visión de Alexander Solzhenitsyn de Rusia 

Proyección hacia al siglo XXI, a cien años de su nacimiento

por Pablo Lopez Herrera

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El carácter ruso[i]
        Andrei  Siniavski nos ayuda a entender en cuatro trazos el carácter de los rusos y ¿porque no? del escritor al que nos vamos a referir : un patriotismo con la fuerza de un sentimiento religioso, una forma de ser de contornos imprecisos, un espíritu de compasión por el mundo, y una elevada autoestima.
        1.       Espíritu patriótico acendrado: “La patria es a veces para los rusos un principio supra individual y supra nacional que se convierte en algo así como un sentimiento religioso”
2.       Límites y contornos imprecisos: el “carácter nacional ruso me parece un poco “amorfo”, inacabado en su forma”, quizás debido a la cantidad de influencia de extranjeros (Varegues — griegos, tártaros, polacos, alemanes”)
3.       Animados por una especie de “compasión universal”, y caracterizados por “la aspiración a la universalidad, a la integralidad”
4.       La elevada auto-satisfacción por el hecho de “ser ruso” lo transforma a este en bueno, y cuando se agrega cierta desconfianza respecto de otros pueblos, esto los lleva directamente al confinamiento.

1 ¿Quién fue Solzhenitsyn?

Alexandre Solzhenitsyn es el gran escritor clásico con quien hemos convivido en Occidente durante la segunda mitad del siglo XX sin prestarle toda la atención que se merece. Quizás la caída de la cortina de hierro en Europa le quitó el interés que se le prestaba como disidente. Quizás las malas primeras traducciones al español del Archipiélago de Gulag restaban entusiasmo a nuevos lectores . Quizás hubo un deseo subconsciente de evitar las imágenes del sufrimiento de los campos de concentración soviéticos y del sistema opresor y de dejarlas atrás. Quizás asimilábamos los relatos a versiones que juzgábamos equivalentes a las historias de los campos nazis que ya conocíamos. Quizás nos falto la energía intelectual para abordar la multiplicidad de enfoques y de planos superpuestos que son características de la forma de escribir del gran autor ruso contemporáneo.

Sin embargo, su relevancia es equivalente a la de los grandes clásicos de todos los tiempos, y el alcance de sus contenidos supera en mucho las clásicas –y no menos importantes- descripciones de la vida en los campos de concentración. Su nivel es el de una especie de Dante del siglo XX, muy diferente sin duda, pero con un nivel similar en la profundidad de los conceptos. Y con un común denominador en todos sus escritos, una aguja magnética buscando siempre señalar la verdad, el bien y la belleza.

Solzhenitsyn contempla al hombre contemporáneo en su integridad y a la “telaraña” totalitaria que lo oprime, como algo más profundo que un mero cerco con alambres de púa o los barrotes de una cárcel.

La lectura, el análisis y el estudio de su obra, es tan interesante como importante. Solzhenitsyn parece haber querido cargar sobre sus hombros una tarea de imposible cumplimiento hasta para un numeroso, calificado, aguerrido y completo equipo de intelectuales sobresalientes, la de abarcar en su totalidad y con la mayor profundidad posible, los grandes temas del siglo XX, y de plantear soluciones…

Si damos crédito a quienes lo han calificado como digno sucesor de Dostoievski y Tolstoi, y nos adentramos en su vida y obra, nos encontraremos con una serie de guías y reflexiones que nos ayudarán e inspirarán a transitar con mayor seguridad nuestro ya ajetreado siglo XXI. Quienes hemos comenzado a penetrar el mundo del autor ruso, hemos ido encontrando un universo bastante completo en el que vamos sintiendo como propios los lugares, los temas y los hechos, de los que el mundo entero sigue siendo y será protagonista.


2 Vida[ii]

Toda la vida de AS es una “reflexión ascendente”. Arranca en las realidades del mundo y de la historia, y llega a su culminación cuando llega a encontrar el sentido más profundo de la existencia.
Fue un hombre de múltiples facetas: un pensador, un luchador, un estratega, un trabajador infatigable un hombre de gran coraje, y un líder ejemplar que triunfó en el medio de las mayores adversidades y con muy escasos medios.

Si uno considerara al personaje pensando en su formación que fue también militar, se podría ver su vida como una sucesión de seis campañas bien diferenciadas: 

1.     Infancia y juventud, 
2.     Experiencia de la guerra, 
3.     Periplo por los campos de concentración y el exilio interior, 
4.     Primera “campaña” en Rusia que se superpone con su explosivo crecimiento profesional como escritor,
5.     Segunda "campaña” que coincide con su residencia en los Estados Unidos, y 
6.     “Campaña final” llevada a cabo en Rusia luego de su rehabilitación y repatriación.

– Infancia y juventud y estudios – 22 años (0-22)

Desde su nacimiento en 1918 (Solzhenitsyn nació el 11 de diciembre de 1918 en Kislovodsk (Cáucaso) hasta 1941 en que se incorpora al ejército transcurre su infancia y primera juventud. Es criado en la zona del Don, en Rostov, donde recibe la herencia espiritual de su familia y termina sus estudios de Matemáticas y Física en la Universidad de esa ciudad, donde se recibe en 1941, cuando Alemania ataca a la Unión Soviética. Va a la guerra como un marxista convencido.

– La experiencia de la guerra – 4 años (22-26)

Desde 1941 hasta 1945 adquiere su experiencia práctica militar, pone en práctica su patriotismo práctico y desarrolla su espíritu estratégico. Al fin de la guerra es un oficial condecorado que es arrestado abruptamente.

– Gulag – 8 años (26-34)

Desde 1945 hasta 1953 en que muere Stalin su vida transcurre en el Archipiélago Gulag. Allí asume como propio y pone en marcha su compromiso con las víctimas de la revolución

– Carrera exitosa como escritor – 21 años (34-55)

Desde 1953 hasta 1974 se produce su reinserción social, desarrolla su “artillería intelectual” y literaria, realiza su despliegue táctico en Novy Mir y la “Sociedad de Escritores”, se convierte en escritor de fama nacional e internacional y simultáneamente lanza sus campañas contra el régimen comunista que lo convierten en uno de sus principales enemigos. Esta etapa culmina con el premio Nobel y termina en su expulsión de la Unión Soviética.

– La lucha de un desterrado – 20 años (55-75)

Desde 1974 hasta 1994, luego de una breve estadía en Europa Occidental, fija su residencia en los Estados Unidos, su destierro forzoso. Allí culmina su obra literaria, desarrolla y hace públicas sus ideas en discursos y entrevistas, llevando a cabo su “campaña en terreno occidental”.

Campaña final en Rusia – 14 años (75- 89)

De vuelta en Rusia se dedica a evaluar los daños producidos por el comunismo, culmina su trabajo de influencia al interior de su país como si fuera un “think tank unipersonal”, y transmite el legado de su visión sobre el presente y futuro de Rusia y del mundo. Esta etapa transcurre desde 1994 hasta 2008, año de su muerte.


2 La nación rusa como un imperio

Una característica de los imperios es su manejo diferente del espacio y del tiempo respecto de las “pequeñas naciones”. En parte esto se debe al carácter cuasi vitalicio de los gobernantes, que en los países democráticos está sujeto al calendario electoral, en el que puede cambiarse con relativa facilidad de gobiernos “de izquierda o de derecha”, con un claro posicionamiento contradictorio en el espacio mundial. En este aspecto, son más “imperiales” la Rusia y China que los Estados Unidos.

En una entrevista reciente, el medio National Interest habló con Konstantin Zatulin, primer vicepresidente del comité de la Duma para las relaciones con la CEI (La Comunidad de Estados Independientes) y los ciudadanos rusos en el extranjero, durante casi una hora el 23 de julio en su oficina de Moscú.

Zatulin explicó que Rusia aspira a tener un mayor dominio sobre los asuntos mundiales. “Si con la restauración del imperio ruso, uno significa restaurar el gran papel que jugaron el Imperio Ruso o la Unión Soviética en la vida internacional, entonces por supuesto que estaríamos felices de tener ese papel hoy”, afirmó.

El legislador ruso afirmó que tal deseo no es de ninguna manera inusual o infame, afirmando que “si somos honestos, todos los otros actores clave en el proceso internacional están luchando por lo mismo”. Por lo tanto, ve a las acusaciones de que Rusia se comporta como un estado pícaro como infundadas.

Si el principal desafío o el problema político central de un gobierno es mantener el sentido y la orientación de su poder y su capacidad de acción para desarrollarse en la dirección elegida, me parece que durante el siglo XIX el zarismo fue perdiendo el sentido y la capacidad de acción, mientras que los movimientos revolucionarios fueron definiendo cada vez más su orientación y fueron también capaces de aumentar su capacidad de acción con los medios que iban adquiriendo. Quizás el mejor ejemplo de esto fue el acceso al poder de Lenin y el cambio de régimen logrado por la revolución rusa.
Pero vista la historia en un marco geográfico más amplio, puede observarse que esa vocación imperial rusa de la que hablaba el mes pasado Zatulin, abarca todo el período zarista, sigue vigente durante el período comunista y se mantiene luego en el post-comunismo. Por lo tanto, creo que debe tenerse en cuenta que el alcance de la influencia y del poder ruso, mientras el país tenga la vocación y los medios, fue, es y seguirá siendo mundial. Esto no le impedirá tampoco seguir con el tiempo el camino de tantos imperios de este mundo.

3 La revolución es una parte de un movimiento internacional que comenzó cien años antes y sigue vigente cien años después

Durante mucho tiempo se dijo que los días de la revolución cambiaron el mundo. En realidad, el mundo y Rusia fueron cambiando durante los cien años anteriores, que van desde Napoleón emperador en 1805, hasta la revolución de 1905 cuando detona la revolución. Esta se hará irreversible a partir de tres acontecimientos: la guerra ruso japonesa, la primera guerra mundial y la rebelión bolchevique en procura del poder total y del cambio radical del sistema en 1917. La revolución produjo la ruptura del antiguo régimen, y generó las consecuencias que harían imposible la vuelta atrás.

El proceso internacional de los cien años anteriores comprendió el desarrollo del socialismo, del marxismo y del marxismo leninismo, la internacionalización de la praxis revolucionaria, las sociedades secretas, la utilización del terror como arma de disuasión en una guerra asimétrica que se manifestó en actos de terrorismo, y magnicidios, la demonización de la represión mediante el uso de la propaganda mediante la cual la defensa del statu quo de mi adversario equivale a represión. (Mi lucha es la liberación de un yugo insoportable y legitima el proceso revolucionario), el movimiento decembrista, la participación de protagonistas como Herzen, Bakunin, Kropotkin y Chernyshevsky…

Este largo y complejo proceso desemboca en la cristalización, en Rusia, del comunismo como ideología “aplicable” en toda su extensión. Lenin y la facción bolchevique aprovecharon el “equilibrio inestable” del poder zarista para “ir por todo” y cambiar radicalmente el rumbo por setenta años, transcurridos los cuales se produjo la transición que terminó con la consolidación de Putin en el poder.
La orientación del poder en el gobierno actual es clara y su capacidad de acción es clara, y cada vez tiene una dirección más definida, que se aprecia en su sistema de alianzas. Pero lo que nos interesa destacar aquí es que se puede apreciar desde el principio de la revolución la continuidad de esta en la forma de encarar la política exterior y el mantenimiento de la vocación imperial.

André Siniavski en su libro “La civilización soviética”, describe con detalle el rol “civilizador” de la revolución rusa. Esta se presenta como una “estructura fuerte, sólida y durable que se amplió al espacio del mundo”. Siniavski entiende que “el término civilización supone, entre otras cosas, la perennidad y la estabilidad de formas constituidas a lo largo de un largo tiempo y afinadas con el tiempo”.

Esa “civilización” se construyó durante todo el siglo XX y se extendió por todo el mundo, aún en momentos críticos como el de los mismos principios de la revolución con el derrumbe económico que conllevó o luego de la segunda guerra, con todos sus efectos en la población y en la infraestructura. En ambos momentos, lo “racional” hubiera sido la focalización de Rusia en su propio desarrollo interno.

Sin embargo, no fue así. Desde los comienzos, la revolución asumió una visión imperial y se organizó para la conquista. En efecto, a los pocos años del fin de la primera guerra y aún en condiciones económicas muy precarias que obligaron a implantar la NEP, como Nueva Política Económica con incentivos a la actividad “privada”, el proyecto comunista ya era mundial.

Gustave Gautherot describió en su libro Le monde communiste (Spes, Paris, 1925) este proyecto integral, y describe la proyección geográfica del plan en marcha: “… el bolchevismo pretende ganar todo el universo y conduce contra la civilización moderna una lucha a muerte. … la URSS… avanza en el corazón del continente amarillo, anexa la Mongolia exterior; dirige la revolución china; trabaja para arrancar de los imperialismos occidentales Indochina y las Indias; sacude las barreras que la separan del Golfo de Omán, del Mar Rojo y del Mediterráneo”.

Gautherot describe en su obra los detalles de la acción revolucionaria en las distintas regiones del globo terráqueo, partiendo desde la misma Rusia para continuar con Asia (Mongolia, China, Japón, Asia Meridional), África del Norte, América, Europa (Gran Bretaña, España, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Croacia, Bulgaria, y con el mayor detalle, Francia).

Cita a Zinoviev, Presidente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, quien afirmaba en esos días: “…el tiempo está cerca en el que se escuchará la convocatoria revolucionaria de Shanghái a Calcuta, de Hankow a Madrás, de Tsing-Tao al Cairo, de Pekín a Alejandría. Y al mismo tiempo, la llamada sonará más fuerte en Londres, New York, Paris…”

Luego de la segunda guerra mundial, y con un país todavía no recuperado económicamente, en una estrategia votada en el congreso de Moscú de partidos comunistas de noviembre de 1960, impulsaba Kruschev la convivencia pacífica con las grandes potencias. Y de esta convivencia pacífica “fueron expresamente excluidos Asia, África y América Latina, con respecto a los cuales quedó establecida la política de fomentar las llamadas “guerras de liberación” así como “apoyar la sagrada causa de los pueblos oprimidos en sus justas guerras antiimperialistas de liberación”. 

En un discurso del 6 de enero de 1961 en Moscú, Nikita Kruschev precisa la estrategia y reafirma el apoyo a las guerras de “liberación nacional” en África, Asia y América Latina, la formación de frentes con los sindicatos obreros y con todos los partidos de la liberación nacional, aunque estos no estuvieran dirigidos por comunistas, y al uso de estrategias electorales para alcanzar el poder sin necesidad de revoluciones violentas, con la inclusión del “levantamiento armado, si resiste el poder gobernante”.

Acercándonos a nuestros días, el desmembramiento de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia no fueron óbice para que se considere casi como una agresión la búsqueda de protección de los países sometidos por el régimen bajo el paraguas militar de la OTAN y USA. Es clara y explícita la vocación por mantener y consolidar –como mínimo- la antigua “zona de influencia”. En este sentido, la “alianza” con China no deja de hacer recordar en el pacto Molotov-von Ribentrop y muestra hasta qué punto llega la flexibilidad del régimen “post-comunista” para mantener las espaldas cubiertas. Dicho sea de paso, es elocuente que el monto del presupuesto militar americano se aproxime a los de Rusia y China sumados.


4 La visión del mundo de Aleksandr Solzhenitsyn

Para Solzhenitsyn, la revolución rusa es la continuidad de la revolución francesa, que fue un jalón esencial de la cadena. La Rusia tradicional con todos sus logros es literalmente arrasada por el comunismo.

4.1. ¿Cómo ve Solzhenitsyn históricamente el desarrollo y la inserción del comunismo en la historia rusa?

La Rusia de los tiempos de la revolución, es ya un país inmenso, integrado con múltiples nacionalidades, con un progreso económico importante que ha generado en su interior nuevas clases sin representatividad política. En particular la nueva burguesía, y la nueva población industrial y proletaria, desenraizada del terruño.
Solzhenitsyn destaca que en vísperas de la primera guerra, “Rusia conocía una producción floreciente, un crecimiento rápido, una economía flexible y descentralizada donde no había límites para elegir a que dedicarse, con un esbozo de legislación laboral, y con una situación de los paisanos próspera como no fue nunca bajo el sistema soviético. No había censura previa para los periódicos, y había libertad cultural. Los intelectuales no tenían trabas en sus actividades, y se podía manifestar todas las opiniones, confesar todas las religiones, y existía la autonomía inviolable de los establecimientos de estudios superiores.”

Resulta interesante una descripción proveniente de Rusia sobre su desarrollo en tiempos del gobierno de Nicolas II, que nos recuerda las descripciones nostálgicas de la Argentina finisecular:

“A principios del siglo XX, los periodistas occidentales que rivalizaban entre sí escribían sobre el milagro económico ruso. El Imperio ruso estaba en la cima del mundo en términos de crecimiento económico. Gracias al sabio gobierno del emperador Nicolás II, se había logrado el éxito en todas las áreas de la vida del país: economía, ciencia, educación, esferas social y militar. ¿Qué se hizo en su gobierno?: El 90% de la tierra se le dio a los campesinos, se construían por día 5.5 km de ferrocarriles; se logra la mayor exportación de productos agrícolas en el mundo; el rublo era la tercera moneda en el mundo y era convertible en oro; la tasa de natalidad aumentaba en 2,5 millones por año; y para el año 1916, el 85% de los jóvenes rusos sabían leer y escribir.”

“En el nivel de la producción industrial, Rusia ocupaba el 4 ° lugar en Europa y el 5 ° en el mundo, cediendo a los indicadores más importantes solo a EE. UU., Alemania, Gran Bretaña y Francia. En términos del crecimiento del ingreso nacional y la productividad del trabajo, Rusia ocupaba el primer lugar en el mundo. El plan de electrificación del país fue aprobado en 1909, el comienzo de su implementación estaba planificado para 1915, pero debido a la guerra fue trasladado a 1920. Después de la revolución, el plan GOELRO fue apropiado por los bolcheviques. Anualmente se construyeron 2000 km de vías férreas. El Gran Ferrocarril Transiberiano, que entró en el Libro Guinness de los Récords como el camino más largo del mundo y que conectó el Lejano Oriente con la parte europea de Rusia, es descendiente de Nicolás II. De 1895 a 1906, la flota fluvial aumentó dos veces. Él era la más grande del mundo. En términos de producción de los principales tipos de productos agrícolas, Rusia estaba en primer lugar. Representaba el 2/5 de todas las exportaciones mundiales de productos agrícolas. Gracias a la reforma progresiva de Stolypin, que fue aprobada y promovida en todas las formas posibles por el soberano, en 1916 el 90% de la tierra pertenecía a los campesinos. Según el Censo de toda Rusia de 1917, los campesinos llevaron a cabo el 89,3% de los cultivos y poseían el 94% de los animales de granja. ¿Qué es, entonces, lo que proclamaba el Decreto de Lenin sobre la Tierra? En el reinado de Nicolás II, el rublo se convertía en oro y no dependía de las monedas de otros estados. El rublo real superaba al marco, el franco y otras monedas extranjeras, solo detrás de la libra esterlina y el dólar. “Rusia está obligada por un recurso de oro metálico exclusivamente al emperador Nicolás II “, escribió el ministro del gobierno zarista, S. Yu Witte. ¡Rusia no era un apéndice de materia prima! El emperador prohibió categóricamente la exportación de Rusia de bosques redondos (no tratados) y la exportación de petróleo crudo. Los productos petrolíferos que Rusia suministraba en el extranjero y el aceite de motor ruso eran los mejores del mundo. ¡La población de Rusia durante 23 años del reinado de Nicolás II creció en más de 60 millones de personas! Después de 1917, la población solo disminuyó (en 65 millones después de la represión, las hambrunas y la Gran Guerra Patria). Hubo enormes logros en los campos de la invención, la ciencia, la educación, la medicina, la cultura y la esfera social. El gasto en educación y cultura creció 8 veces durante los años del gobierno de Nicolás II y más del doble de los gastos de Francia y 1,5 veces el de Inglaterra. La medicina era gratuita, por la cantidad de médicos que Rusia era la segunda en Europa y la tercera en el mundo. En 1908, se introdujo la educación primaria gratuita. Para 1916 sabía leer y escribir en el Imperio: más del 50%, entre los jóvenes, el 85%. En el último emperador, Rusia se convirtió en el pináculo de la civilización rusa, poseyendo poder político, económico, militar, la más alta cultura y ciencia avanzada. ¿Podría suceder esto bajo un gobierno débil?”

En el contexto expuesto, las reflexiones y propuestas de Aleksandr Solzhenitsyn, en sus diferentes escritos serían de gran utilidad. Lo que el mostraba, era la necesidad para Rusia de buscar propuestas creativas para reducir riesgo de mayores enfrentamientos con Occidente, y acompañar la acción con la procura de una actualización de un mejor régimen político interno

4.2. El comunismo ruso continúa la revolución francesa, un jalón esencial de la cadena revolucionaria, y aumenta la dimensión de la revolución, que pasa de europea a mundial

El 25 de septiembre de 1993, en unas palabras pronunciadas en ocasión de la inauguración de un monumento construido en conmemoración a los héroes de la resistencia de la Vendée, que fueran víctimas del levantamiento, Alexandre Solzhenitsyn relacionaba a la revolución de 1917 con la de 1789. Decía que “la Revolución Francesa se llevó a cabo en nombre de un lema intrínsecamente contradictorio e irrealizable: libertad, igualdad, fraternidad. Pero en la vida social, sucede que la libertad y la igualdad tienden a ser mutuamente excluyentes. ¡Son antagónicas entre sí! La libertad destruye a la igualdad social -es incluso una de sus funciones- y la igualdad restringe la libertad, porque si no fuera así, no podríamos alcanzarla. En cuanto a la fraternidad, no es de la misma familia. Es solo un agregado aventurado a un eslogan y no es por disposiciones sociales que se puede construir la verdadera fraternidad, que es de orden espiritual. …. Si la revolución del siglo XVIII no causó la ruina de Francia, esto sólo ocurrió porque sucedió Termidor. (El 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794) cae Robespierre y la República Francesa pasa del dominio de los jacobinos, al de los republicanos conservadores, a quienes se llamará “termidorianos” (N de T).) La revolución rusa no experimentó un Termidor que haya sido capaz de detenerla. Ella llevó a nuestro pueblo hasta el final, hasta el abismo, hasta el abismo de la perdición.”

4.3. ¿Para Solzhenitsyn Cuál fue y cuál es el problema de la visión occidental de Rusia?

Para Solzhenitsyn el mundo occidental cometió errores de apreciación al interpretar a Rusia (Carta a los dirigentes comentada en 1980). En dos artículos publicados en Foreign Affairs de abril de 1980 (“El peligro que hace correr a Occidente su ignorancia de Rusia”) y en la revista Time de febrero de 1980, señala que lo que denomina “El error de Occidente”, consiste en no distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación sometida”

En efecto, transcurridos seis años del destierro, Solzhenitsyn se lamenta en un artículo para la revista Time, que para Occidente el comunismo sea solo la forma contemporánea de un espíritu totalitario, dictatorial y expansionista que debe ser atribuido a la esencia del pueblo ruso. La asociación de Occidente con Stalin para derrocar a Hitler, habría mostrado más el interés en defender la propia libertad, que “la libertad” de todos y como principio. Esto habría quedado demostrado con la entrega de prisioneros rusos para la venganza del dictador, la capitulación de Yalta y el abandono “al comunismo de una veintena de países” luego de la segunda guerra mundial.

Para Solzhenitsyn, en Rusia es necesario distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación sometida”. Para él, “la conciencia nacional rusa”, “el alma del pueble ruso, no puede estar más alejada del nacionalismo militante, y el imperio le repugna”. Así, frente a un comunismo “que no cambiará de naturaleza y que nunca dejará de confrontar a la humanidad a una amenaza mortal”, juzga que la distensión que Occidente acepta equivale a la abdicación. El comunismo solo será detenido cuando este choque contra un muro, “aunque este fuese solamente el de una voluntad inquebrantable”. Y es en este contexto que Occidente debería ´pensar en una alianza “con el pueblo ruso, con todos los pueblos de la URSS, con el pueblo chino y el pueblo de Cuba”.

En el número de abril de 1980 de Foreign Affairs, Solzhenitsyn se manifiesta preocupado porque entiende que Occidente está en peligro mortal por su “rechazo obstinado en considerar la verdadera naturaleza del comunismo durante sesenta años”. El comunismo, es irreductible por su propia naturaleza. Y Occidente comete varios errores: primero desconoce que el comunismo es hostil a todo lo humano, que es incurable, que no hay versiones mejoradas, que solo puede subsistir por el terror, por lo que no se puede convivir con él, sino solo luchar para extirparlo. En segundo término, confunde al comunismo con Rusia, convirtiendo a esta nación en su enemigo, en lugar de guardar esta denominación solo para el comunismo. Reclama la utilización de la palabra “Rusia” solo para designar el pueblo dominado, con su cultura, su religión y su conciencia nacional reprimidas, o para el país futuro, “el día en que sea liberado del comunismo”. Y en tercer lugar, Occidente confunde a Moscú con la Unión Soviética, cuando “la verdadera vida común a toda la Unión Soviética se encuentra en la provincia, en el campo, o en el ejército” y no en su ciudad capital.

El escritor atribuye la posición estadounidense en particular a la influencia de los informadores, y a las versiones imperfectas o sesgadas de los sovietólogos especializados. Cree que los especialistas occidentales en Rusia no comprenden el país profundo y desconocen la historia de un país milenario, que subyace bajo las botas del comunismo, al que ven como la continuidad del régimen zarista, semisalvaje, sin esperanzas y solo gobernable por la fuerza bruta por personajes como Iván el Terrible o Pedro el Grande. Según su opinión, la imagen transmitida a la dirigencia occidental por los especialistas, minimiza la importancia del comunismo de Lenin, Trotsky, Dzerjinski, y de Stalin. Así, al no distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación sometida”, Occidente concentró su mirada en Hitler y tomó por aliado al comunismo, a quién le cede Europa del Este y le entrega los fugitivos, los desertores, y los rusos que prefirieron luchar como parte del ejército alemán antes que en el ruso, pensando que la victoria sobre Rusia hubiera significado el final del comunismo allí.
Para Solzhenitsyn el error de Occidente fue enorme. En 1980 afirma que “treinta y cinco años después…, los países occidentales solo se mantienen gracias al enfrentamiento entre Rusia y China”. Predice que sería fatal hoy (1980) “para el mundo entero que América creyera ver en los dirigentes chinos sus aliados, y un enemigo en el pueblo ruso, confundido con el comunismo”.

Vista con la mejor voluntad la posición de Solzhenitsyn, yo veo difícil que Occidente hubiera podido seguir sus consejos “a la letra”, teniendo en cuenta que aunque fuera solo por los usos y costumbres de las relaciones internacionales, los nombres de los países no se cambian según sean estos democráticos o totalitarios. La Alemania de Hitler no dejó de ser Alemania. Cuando el escritor desarrolla estos conceptos, faltan diez años todavía para que caiga el comunismo en Rusia, y catorce para su regreso definitivo. A su vuelta, pondrá a prueba sus ideas sobre la “reserva moral del pueblo ruso”, y volvería a hablar sobre el particular.

Hoy, en 2018, han pasado 38 años de estas manifestaciones, y nos encontramos con un pacto ruso-chino, sin ser ya Rusia un país comunista. Aunque esto no parece haber sido previsto por el escritor, sin embargo, consideraba la posibilidad y se preguntaba premonitoriamente: “¿Y si súbitamente los dos comunismos se reconcilian y se ponen los dos en contra de Occidente? “.

Quizás el problema para entender a Solzhenitsyn radica en que el eje de su pensamiento está dirigido tanto a Occidente como a Rusia, y tiene que ver con una “correa de transmisión” entre persona y sociedad: “yo no veo por mi parte ninguna salvación para la humanidad fuera de la auto restricción de cada individuo y de cada pueblo”. Esta idea está desarrollada en su escrito sobre “El arrepentimiento y la moderación como categorías de la vida de las naciones” (Des voix sous les decombres, Seuil, 1974), donde afirma que “no se puede construir una buena sociedad sobre malas relaciones entre la gente; no se puede construir una buena humanidad sobre las malas relaciones, sobre relaciones malhumoradas entre las naciones. … Se trata de introducir en las relaciones entre los estados, las reglas de la moral individual: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Estas apreciaciones, se entienden solamente en el marco de una transformación de la sociedad entera, necesariamente solo posible en el largo plazo.

4.4. ¿Cuál es el análisis y la propuesta de Solzhenitsyn para su propio país?

A principios de los 70’ s, Solzhenitsyn escribe una Carta a los dirigentes (5.09.1973). Allí expresa el dilema al que ve claramente enfrentada la URSS: u “optar por la expansión militar, siguiendo el ejemplo del nazismo, o avanzar por el camino de la paz, de la curación, del amor a la patria, de la solicitud hacia los demás pueblos”, iniciando este camino a partir del rechazo de la ideología comunista.

Tenía clara conciencia del estado de su país: “Tal abismo de miseria material durante cincuenta años, lleva derecho a la degeneración biológica de la nación, a la decadencia material y espiritual, acentuada por una propaganda política embrutecedora, por la erradicación de la religión, el aplastamiento de todos los brotes de la cultura, la libertad solo acordada a la embriaguez, el trabajo doblemente agotador de las mujeres, iguales a los hombres en los empleos pero sin aparatos eléctricos en sus casas, el empobrecimiento deliberado de la inteligencia de los niños. La decadencia de las costumbres que se convierte en un desastre, no a causa de la perversidad del pueblo, sino porque los comunistas lo privaron de alimento físico y espiritual.” … “Los acontecimientos pasados y presentes han aplastado y humillado la conciencia nacional rusa”
En ese momento, Solzhenitsyn cree que serían necesarios entre 150 a 200 años de vida nacional pacífica para curar al pueblo ruso. Una “Rusia en vías de curación haría retroceder la locura comunista”. Vista la situación desde el punto de vista de un patriota, o de un “nacionalista ruso”, “el renacimiento y la liberación nacional rusos provocarían primero la muerte del comunismo ruso, y luego también la del comunismo mundial”.

Principios

En su carta a los dirigentes de la Unión Soviética, formula algunos “principios de base de una política razonable”, y los escribe “para que estos -o sus sucesores-” los tengan en consideración. Los exhorta a rechazar a la ideología pero sin renunciar ellos mismos al poder, para – luego de 60 años de comunismo, con decenas de millones de víctimas- poder ir alcanzando paulatinamente la propia curación física y espiritual. La propuesta abarca muchos aspectos de la vida social. Se trata nada menos que de “salir del abismo moral, … salvar a los niños del adoctrinamiento, a los hombres de la ebriedad, a la naturaleza de la polución, restablecer la educación familiar completamente arruinada, mejorar la escuela, y salvar el idioma ruso…”

Régimen político

El sistema político en que piensa debiera ser “un régimen autoritario, fundado en el amor a los hombres”, con “leyes fuertes que reflejen la voluntad del pueblo”, “un régimen estable y apacible que excluya la arbitrariedad y la tiranía, que renuncie a los procesos a puertas cerradas, a las internaciones psiquiátricas, a las crueles mazmorras…. a los campos de concentración, y que admita la libertad de todas las religiones”, “la libertad de edición, de la literatura y del arte.”
Queda por descubrir cuáles serían las formas de “un régimen de autoridad”. Solzhenitsyn no se reconoce a sí mismo ni como un político, ni como un especialista en los engranajes del poder”. Pero señala la conveniencia de buscar la solución en los mil años de historia del pueblo ruso, en los que se fueron forjando lo que llama “conceptos sociales” propios como “la verdad” (pravda) como a la justicia proveniente de Dios, no necesariamente surgida de un escrutinio, sino a través de la construcción del consenso general alcanzado en “Estados Generales” con delegados de las regiones, que sin ser jurídicamente imperativo, constituía una obligación moral para el zar.

Religión y estado

Otro concepto forjado con el tiempo que entiende necesario recuperar es el ideal social de vivir según la justicia, en un nivel superior al exigido por la ley, y aunque no teme poner en juego también los principios religiosos, Solzhenitsyn se defiende de la acusación de ser partidario de un “estado teocrático” o administrado por autoridades religiosas. En 1980 afirmará expresamente que “las tareas prácticas de la gestión del estado no pertenecen al dominio de la religión”

Política exterior

En materia de política exterior, estima que su país “no debería querer meterse en el destino de todos los continentes”, y “renunciar al dominio mundial, inútil e irrealizable, al Mediterráneo, no ayudar a las revoluciones de América del Sud, dejar en paz a África, retirar las tropas de Europa Oriental (dicho de otra forma, dejar a los regímenes de marionetas frente a sus pueblos, sin el apoyo de las divisiones soviéticas), no mantener ninguna de las naciones limítrofes en el interior de nuestras fronteras y liberar a la juventud de la obligación del servicio militar obligatorio universal”

Años más tarde, Solzhenitsyn opinará que en 1991 se hubiera podido disolver el Soviet Supremo y sacarse de encima al partido comunista y a la nomenklatura. Pero lo que toco, fue una salida del comunismo dolorosa, quizás destinada a durar varias décadas. Porque Gorbatchev, simplemente reorganizó la nomenklatura y “colocó como en un juego de ajedrez a la parte más dócil en los mejores lugares” Discurso Universidad de Rostov (20.9.1994)

Finalmente, en un discurso a la Duma (28.10.1994) y en otro en la Universidad de Sarátov (13.9.1995) Solzhenitsyn expone otras consideraciones sobre el gobierno de Rusia.

Respecto del sistema parlamentario, afirma que la historia de la Duma sirve de advertencia para el futuro. Luego un estudio sobre la historia de la Duma, AS estimaba que la 1era y la 2da Dumas fueron incapaces de funcionar integradamente por su agresividad respecto de las autoridades. La 3era, durante tres años frenó la reforma agraria de Stolypine, que hubiera podido ser “salvadora”. La 4ta estaba apta para su funcionamiento, pero se dedicó a derribar el poder en plena guerra. Y cuando cae el poder zarista, se terminó la necesidad de un parlamento. Discurso a la Duma (28.10.1994)

En lo que respecta al sistema político vigente, opinaba que “salimos del comunismo de la manera más tortuosa, dolorosa y absurda” , “los órganos centrales del poder ejecutivo y legislativo no tienen lazos con las desgracias del país, y la situación en la que se encuentra el pueblo no está integrada a la elipsoide cerrada del poder” ” Los miembros de la nomenklatura se convirtieron en demócratas, “y a esa herencia la tenemos por diez, veinte, treinta años” (eso sería desde 1991 a 2021). La nomenklatura se ha depositado estrato por estrato en el aparato burocrático del estado. Discurso a la Duma (28.10.1994)

Lo que es necesario es un poder central fuerte. Este país, por su y tamaño y diversidad de la población necesita de un poder central fuerte, vertical, complementado con una amplia actividad política “de abajo hacia arriba”. La constitución misma define que “la administración local depende de la misma población”. Hay que dejar que la población elija y ejerza el poder local. Discurso a la Duma (28.10.1994)

Descentralización del gobierno y restauración del zemtsvo

Un sistema que ha servido por siglos en Rusia es el zemtsvo, una forma de organización que la población se da a sí misma, sobre la base que la vida de un pueblo es un 80 % local. Hay competencias que no necesitan directivas del poder central: caminos, puentes, correo, bomberos, puesta en valor de la tierra (suelos), reservas de comida, stocks (silos), ayuda a los indigentes, pobres y enfermos, servicios de salud, escuelas, bibliotecas, etc. Para que el sistema funcione, debe haber un marco legal, el reconocimiento de los derechos en los planos jurídico y financiero, y el derecho de propiedad. El poder central debe disminuir a medida que se acerca al zemtsvo, y el de este a medida que se acerca al poder central.

“La instauración del zemtsvo corresponde a la idea universal, única justa, según la cual el poder del estado no puede ser en ningún caso la fuente de la vida de un pueblo. Todo lo que puede hacer es ayudar o perjudicar” Discurso a la Duma (28.10.1994) La institución del zemtsvo, fue fundada a partir de criterios cualitativos. Eran órganos representativos de carácter cualitativo en los que todos los grupos sociales están representados, y que toman decisiones a partir de la persuasión mutua, no necesariamente conformes a las leyes de la aritmética. El zemtsvo no tiene tareas políticas ni se participa en el en nombre de un partido. Discurso Universidad de Saratov (13.9.1995)
Actualmente, observa Solzhenitsyn, “No están claramente definidas las relaciones entre el centro y las regiones: quince regiones sobre ochenta y nueve no reciben subvenciones y aportan más de lo que reciben, manteniendo a las 74 restantes. ¿Cómo desarrollarse si no hay incentivos porque es el centro el que redistribuye? Discurso a la Duma (28.10.1994)

Economía

Para acercarnos a las opiniones de Solzhenitsyn sobre la economía, conviene conocer su opinión acerca de Stolypine ( Primer ministro y ministro del Interior del zar Nicolás II de Rusia desde 1906 hasta 1911. Se oponía a las reformas políticas contra a la autocracia zarista, pero trabajaba incansablemente por la modernización de Rusia): Afirmaba de él que fue: “uno de los más grandes hombres de estado, y sin dudas el más grande del siglo XX, y al mismo tiempo el más vilipendiado. Era un auténtico liberal, que quería lograr todo de manera progresiva. …. Stolypine “condujo la reforma más importante a favor de los paisanos, mientras la Duma estatal, tan iluminada, pasó tres años en frenar su reforma, ahogarla y en impedir su aprobación. Todos lo odiaban, a la derecha y a la izquierda hasta que un terrorista lo mató”.

Sin embargo, tuvo éxito en sacar a Rusia del caos completo para ponerla en camino del mayor desarrollo que haya experimentado, “puesto que los años que van de 1906/7 hasta 1914 representan una cima en el desarrollo de Rusia, cualquiera sea el período que se considere, con éxitos en agricultura, industria, en el plano social, o en lo que se quiera”.

Durante mucho tiempo hubo un debate en torno a las ideas de Speranski y Stolypine: el punto era si había que lograr primero la constitución o primero lograr ciudadanos económicamente independientes. Discurso Universidad de Saratov (13.9.1995) 

Solzhenitsyn pensaba que “paralelamente, las medidas económicas deben asegurar a cada ciudadano su autonomía material. La propiedad, y sobre todo la tierra, debe volver a la gente que tiene sentido de trabajo y la habilidad de producir. Mientas que las masas no desfruten de autonomía económica, nunca tendremos democracia” Discurso a la Duma (28.10.1994)

La conducta moral de los diputados debería servir de ejemplo

“Da pena ver los escándalos, los boicots, las “puestas en escena” de gestos, las chicanas que se hacen sobre los procedimientos parlamentarios, con un trabajo legislativo que avanza débilmente con leyes superficiales” “las Dumas de antes de la revolución, tenían salarios más modestos, no tenían atribuidos departamentos, ni medios de transporte a su disposición, ni misiones al exterior “suntuosamente pagas”, ni vacaciones a cargo de estado” “Los diputados no son desgraciadamente con su ejemplo personal un modelo de autolimitación para las demás categorías del poder central” “El poder no es un botín para los partidos que compiten. No es una recompensa. No existe para alimentar las ambiciones personales. Es una pesada carga, una responsabilidad, una obligación, y un trabajo. ¡Y un trabajo! Mientras esto no penetre en la conciencia de todos los que tienen el poder, Rusia no va a conocer la prosperidad” Discurso a la Duma (28.10.1994)

Representatividad

En su discurso habla de la representatividad de los paisanos: “En la 3era Duma había 50 paisanos verdaderos. Hoy hay uno o dos verdaderos paisanos, ¿o son solo representantes de los kolkhozes o sovkhozes?” Discurso a la Duma (28.10.1994)

El problema de la representatividad de las clases en el poder no es solo de los paisanos. La sociedad va evolucionando y los grupos humanos significativos también, así como sus propias responsabilidades: Hacia finales del zarismo también la nobleza había desaparecido del poder de alguna manera En el período 1875/1900, sobre varias docenas de ministros, solo hubo siete nobles. Cuando una clase abdica de su responsabilidad dirigente o es desplazada, en su lugar no queda el vacío y es rápidamente reemplazada.

Fronteras de Rusia

Finalmente, Solzhenitsyn realiza una advertencia sobre el mundo musulmán, que “… está creciendo, y ese va a ser un fenómeno que va a dejar su marca en el siglo XXI. Nosotros no tenemos nada que hacer ahí”. Discurso a la Duma (28.10.1994)

El Siglo XXI en  Rusia

En su discurso a la Universidad de Rostov (20.9.1994), Solzenitsyn estima que  “Rusia sigue teniendo un gran potencial, a pesar de que durante el siglo XX fue decapitada de manera organizada y durante decenios, de su población más inteligente, más dotada, más emprendedora, y de los que de algún modo protestaron, los que pidieron justicia, los que manifestaron su inteligencia” “No hay que dejarse llevar por la desesperanza o el abatimiento, que son por otra parte grandes pecados: “no hay ninguna perspectiva de porvenir; todo, absolutamente todo, está perdido; no habremos logrado existir como nación….” “La experiencia histórica muestra lo contrario; dese el siglo XVII, durante “le temps des troubles” (1605/1613) (Sarátov 253) se creó un movimiento que salvaría a Rusia constituyendo un verdadero estado, bien sólido. Y los primeros zares, Mickhail Fiodorovitch (1613/1645) y Alexei Mikhailovitch (1645/1676) tenían en cuenta el “zemtsvo sabor”, que ejercía una influencia decisiva en la política del estado.” Luego vino el período “petersburgues” , en el que se dilapidó la “energía del pueblo ruso en empresas sin la menor utilidad. Este período abarca desde 1703, año de la fundación de San Petersburgo hasta 1921.” Para AS “durante siglos Rusia participó en los “juegos europeos” sin necesidad y a fines del siglo XVIII el país estaba “cansado” luego de Pedro el Grande (1674/1725), Anna Iannovna (1730/1740), Elisabeth Petrovna (1741/1762) y Catalina II (1762/1796). Finalmente transcurrieron los setenta “años de pesadilla” del período soviético.”

Solzhenitsyn opinaba que en 1991 se hubiera podido disolver el Soviet Supremo y sacarse de encima al partido comunista y a la nomenklatura. Pero lo que toco, fue una salida del comunismo dolorosa, quizás destinada a durar varias décadas. Gorbatchev, simplemente habría reorganizado la nomenklatura y “colocó como en un juego de ajedrez a la parte más dócil en los mejores lugares” (Discurso Universidad de Rostov (20.9.1994))



5 El Siglo XXI global

Solzhenitsyn se pregunta ¿a quién pertenecerá el Siglo XXI? Y se responde: “El siglo XXI podrá no ser mejor que el Siglo XX. En Occidente hay un progreso material, pero las almas se convierten en desiertos. El Siglo XXI será el teatro de un conflicto entre el 3er mundo y la “raza blanca”. Si no elevamos el espíritu y no somos más fuertes interiormente, estaremos condenados a perecer. Aquí en Rusia, si no curamos nuestras heridas no encontraremos la salud económica, y seremos como lobos que se devoran entre sí.” (Discurso Universidad de Sarátov (13.9.1995))

Últimas reflexiones públicas de Solzhenitsyn

Quizás una de las últimas reflexiones públicas de Solzhenitsyn, a los 87 años, están contenidas en la entrevista del Figaro de 1 de diciembre de 2006.

En ella, el escritor se pregunta: “¿Dios quiso que todo esto suceda? La respuesta es que “La revolución bolchevique de octubre de 1917, fue una consecuencia directa y absolutamente inevitable de la revolución de febrero. ¿Dios quiso que las cosas pasaran así? Dios nunca nos quitó la libertad de elección que nos fue dada desde antaño. Nosotros mismos creamos nuestra propia historia, nosotros mismos nos empujamos hacia el hoyo. Y lo necesario o absurdo de los sufrimientos depende de la capacidad de la gente y de los pueblos que extraen de los hechos las lecciones que surgen. Para hablar de la historia del mundo en general, considero que, si la revolución rusa no se hubiera producido, otra revolución semejante habría estremecido inevitablemente el mundo, como prolongamiento de la Revolución Francesa del siglo XVIII. Porque los hombres no pueden evitar de tener que pagar por la pérdida del sentido de auto restricción, del dominio de los propios deseos y exigencias; por la codicia sin mengua de los poderosos y de los ricos (no solamente la de los hombres sino también la de los estados); por el agotamiento de los sentimientos de bondad humana.”

Con referencia al porvenir se le efectúa la pregunta siguiente: “¿cuál es el futuro de Rusia? ¿la democracia o un Estado autoritario construido sobre el modelo chino? ¿Rusia tiene algo que enseñar a otros países? ¿Y a la inversa, hay algo para enseñar a Rusia? ¿Rusia debe acercarse a Occidente, o bien encontrar su propio camino, su propio modelo político?”

Y Solzhenitsyn responde: “El futuro de Rusia me inquieta mucho. No me propondré pronosticarlo. Sus preguntas se remiten principalmente a la estructura social. Y aunque este aspecto sea muy importante, la estructura moral es más importante que todo. En cuanto a la democracia que deseo para Rusia, propuse un modelo en 1990 en “Cómo reordenar nuestra Rusia”. La edificación de una estructura democrática que arranque desde las administraciones locales autónomas hasta las medidas que se tomen en el nivel nacional. La excelente organización y la actividad de la administración local en numerosos países occidentales son un ejemplo, que llamo siempre a seguir a mis compatriotas. Mi modelo se distingue del parlamentarismo de los partidos que predomina en Occidente. Considero la existencia de partidos políticos, únicamente ocupados en obtener el poder, no como uno beneficio sino como una calamidad. Por el momento, el plan que propuse fue letra muerta. Pero me gustaría ver la futura democracia rusa precisamente de este modo y no como un calco de Occidente.”

Natalia Solzhenitsyn nos brinda otro aporte

En Putin y el alma rusa, una entrevista publicada el 9 de mayo de 2018 se le pregunta a su viuda Natalia Solzhenitsyn: Cuando murió en 2008, ¿estaba preocupado por el curso de los acontecimientos en Rusia?

Respesta: “Estaba muy preocupado. Había entendido que la Guerra Fría iba a volver y que Rusia había cometido muchos errores, al igual que Occidente al rodearla de bases militares. Recuerde las primeras líneas de “Reconstruyendo a Rusia”: “El tiempo finalmente se ha agotado para el comunismo. Pero su edificio de hormigón aún no se ha derrumbado. Y debemos tener cuidado de no ser aplastados bajo sus escombros en lugar de concentrarnos en ganar la libertad”. Eso es exactamente lo que está sucediendo, y especialmente en las mentes de las personas. El amor por Stalin y la nostalgia por el final de la URSS tienen un aspecto de protesta. Las promesas de la década de 1990 no pudieron mantenerse. La introducción de la economía de mercado sin preparación se convirtió en un atraco. Eso es trágico. Rusia atraviesa un período que ningún otro país ha pasado. Necesita ayuda, pero no ayuda dictatorial y condescendiente, como lo ha estado haciendo Estados Unidos con el FMI. El gran error de los Estados Unidos fue pensar que había ganado la Guerra Fría y que Rusia ya no sería un jugador. ¡Un enfoque catastrófico! Porque cuando Rusia se siente presionada resurge como una primavera. Y se sentía humillada y rodeada. Gran parte del apoyo a Putin se puede explicar por este sentimiento de humillación. “La viuda de Solzhenitsyn opinó también que.” el radicalismo es parte del carácter nacional de Rusia”


La revolución cósmica trasciende a la revolución comunista

Para terminar, nos referiremos a la visión del mundo en su sentido más amplio para Solzhenitsyn. 

( Ver también  "Preparando el centenario del nacimiento de Alexander Solzhenitsyn" en https://prudentiapolitica.blogspot.com/2017/04/en-el-ano-2018-se-habra-cumplido-ya-un.html y "Entendiendo a Alexander Solzhenitsyn - Toda la vida de Alexander Solz­he­nitsyn es una “reflexión ascendente” en https://prudentiapolitica.blogspot.com/2017/06/toda-la-vida-de-alexander-solzhenitsyn.html )

Todos los seres humanos habitamos en tres realidades superpuestas: 1) la de nuestra historia personal, 2) la de la época y lugares en que nos toca vivir, y 3) las del mundo sobrenatural, del que solo es consciente quien tenga fe.

Alexander Solz­he­nitsyn fue capaz de ir entendiendo y asimilando a lo largo de la vida la existencia de estas tres dimensiones en su propia obra. Elabora y pule sus conocimientos a lo largo de su vida, y lo va volcando en sus libros, que son autobiográficos, que analizan la historia del siglo y que tienen también una perspectiva espiritual.
Su pensamiento es ascendente y se mueve en tres círculos concéntricos: el del mundo de la realidad, el del pensamiento, y en el mundo sobrenatural. Se podría decir que toda su obra tiene a la “realidad”, a toda la “realidad”, como “fuente” y como referencia principal. Si la realidad es “irrebatible” y “la única verdad es la realidad”, el acercarse a la realidad para conocerla en todos sus aspectos es el mejor método para acercarse a la “verdad”. Y en la realidad está comprendido el mundo sobrenatural. Y para entender a la revolución como la entendía Solzhenitsyn, hay que ascender en el conocimiento.

En su discurso de Harvard, afirma Solzhenitsyn que ya ha comenzado un combate físico y espiritual por nuestro planeta, en el cual las fuerzas del mal han comenzado su ofensiva decisiva, y que este combate es de naturaleza cósmica.

Para el mundo cristiano, la historia del mundo que nos concierne particularmente, comienza tal como fuera relatada en el Génesis, y ya desde entonces tiene naturaleza cósmica, esto es universal
Resulta significativo que -ya en 1872- Dostoyevski toma como inspiración para su novela Los demonios, un crimen “que se produjo en Moscú a finales de 1869 en el queSerguéi Necháyev, revolucionario y terrorista, anarquista y nihilista, asesinó por diferencias ideológicas, a Iván Ivanov, estudiante y compañero en la célula revolucionaria a la que ambos pertenecían.”

Parece querer señalar Dostoyevski que las ideas liberales que predicaba la intelligentsia rusa en la década de los 40 habrían sido las semillas “de los brotes de nihilismo en la generación posterior”, de los que germinaron personajes como los protagonistas de su novela, posiblemente inspirados en los círculos de anarquistas que Dostoyevski conocía bien.

Estos personajes, no son simples protagonistas de una aventura meramente “humana”. Explica Fiódor Dostoyevski: “Un hombre que se aleja de su gente y sus raíces nacionales también pierde la fe en sus ancestros y su Dios, bien, si quieres saberlo, este es en esencia el tema de mi novela. Se llama Los demonios y describe cómo estos demonios entraron en la piara de cerdos.” Fiódor Dostoyevski, 1870. (Leatherbarrow, 2000, p. 30)

La vigencia de los temas y de los personajes llamó la atención de Camus, a quien se le atribuyera la famosa afirmación, sin poderse afirmar cuando la habría pronunciado: “El siglo XXI será espiritual, o no será”: “Los endemoniados es una de las cuatro o cinco obras que yo pongo por encima de todas las demás. En más de un aspecto, puedo decir que me alimenté de ella y que con ella me he formado… Las criaturas de Dostoievski, lo sabemos bien ahora, no son ni extrañas ni absurdas. Se parecen a nosotros, tenemos el mismo corazón.” ( Albert CamusBrody, 1975, p. 291)

Si queremos entender a la realidad y a la revolución al modo de Solzhenitsyn, debemos ascender en el conocimiento. 

Al recibir el premio Templeton afirma el escritor: 

(“Los hombres han olvidado a Dios” El discurso de Templeton – 10.5.1983) – “Godlessness: the First Step to the Gulag”. Templeton Prize Lecture, 10 May 1983 (London).

“Hace más de medio siglo, cuando todavía era un niño, recuerdo haber escuchado a varias personas mayores ofrecer la siguiente explicación de los grandes desastres que habían sucedido a Rusia: Los hombres se han olvidado de Dios; Por eso ha ocurrido todo esto. Desde entonces he pasado casi cincuenta años trabajando en la historia de nuestra Revolución; En el proceso he leído cientos de libros, he recopilado cientos de testimonios personales, y ya he contribuido con ocho volúmenes de mis propios esfuerzos para despejar los escombros dejados por ese trastorno. Pero si se me pidieran hoy que formulase lo más concisamente posible la causa principal de la revolución ruinosa que tragó unos sesenta millones de nuestros pueblos, no podría decirlo con más precisión que repetir: Los hombres se han olvidado de Dios; Por eso ha ocurrido todo esto.

Es más, los acontecimientos de la Revolución Rusa sólo pueden comprenderse ahora, a finales del siglo, en el contexto de lo que ha ocurrido desde entonces en el resto del mundo. Lo que surge aquí es un proceso de significación universal. Y si se me pidiera que identificara brevemente el rasgo principal de todo el siglo XX, aquí también no podría encontrar algo más preciso y conciso que repetir una vez más: Los hombres se han olvidado de Dios.

Las fallas de la conciencia humana, privadas de su dimensión divina, han sido un factor determinante en todos los crímenes más importantes de este siglo. La primera de éstas fue la Primera Guerra Mundial, y gran parte de nuestra situación actual puede remontarse a ella. Era una guerra (cuyo recuerdo parece desvanecerse) cuando Europa, repleta de salud y abundancia, cayó en una furia de auto-mutilación que no pudo menos que socavar su fuerza durante un siglo o más, y tal vez para siempre. La única explicación posible para esta guerra es un eclipse mental entre los líderes de Europa debido a su pérdida de conciencia de un Poder Supremo sobre ellos. Sólo un amargo impío podría haber movido estados ostensiblemente cristianos para emplear gas venenoso, un arma tan obviamente más allá de los límites de la humanidad.

El mismo tipo de defecto, el defecto de una conciencia carente de toda dimensión divina, se manifestó después de la Segunda Guerra Mundial cuando Occidente cedió a la tentación satánica del “paraguas nuclear”. Era equivalente a decir: “Hagamos caso omiso de las preocupaciones, liberemos a la generación más joven de sus deberes y obligaciones, no hagamos ningún esfuerzo por defendernos, por no hablar de defender a los demás, detengamos nuestros oídos ante los gemidos que emanan del Oriente y Vivamos en cambio en la búsqueda de la felicidad. Si el peligro nos amenaza, estaremos protegidos por la bomba nuclear; Si no, entonces deja que el mundo se queme en el infierno con todo lo que nos importa. El lamentable estado de indefensión al que se ha hundido el Occidente contemporáneo se debe en gran medida a este error fatal: la creencia de que la defensa de la paz no depende de los corazones fuertes y de los hombres firmes, sino únicamente de la bomba nuclear…

El mundo de hoy ha alcanzado una etapa que, si hubiera sido descrita a siglos anteriores, habría provocado el grito: “¡Este es el Apocalipsis!” Sin embargo, nos hemos acostumbrado a este tipo de mundo; Incluso nos sentimos como en casa.

Dostoievski advirtió que “los grandes acontecimientos podían venir sobre nosotros y captarnos intelectualmente desprevenidos”. Esto es precisamente lo que ha sucedido. Y predijo que “el mundo será salvo sólo después de haber sido poseído por el demonio del mal”. Si realmente se salvará, tendremos que esperar y ver: esto dependerá de nuestra conciencia, de nuestra lucidez espiritual, de nuestros esfuerzos individuales y combinados frente a las circunstancias catastróficas. Pero ya ha sucedido que el demonio del mal, como un torbellino, triunfa alrededor de los cinco continentes de la tierra…
En su pasado, Rusia conocía una época en que el ideal social no era la fama, ni las riquezas, ni el éxito material, sino un modo de vida piadoso. Rusia fue entonces empapada en un cristianismo ortodoxo que permaneció fiel a la Iglesia de los primeros siglos. La ortodoxia de ese tiempo sabía cómo proteger a su pueblo bajo el yugo de una ocupación extranjera que duró más de dos siglos, mientras que al mismo tiempo defendía los golpes inicuos de las espadas de los cruzados occidentales. Durante estos siglos la fe ortodoxa en nuestro país pasó a formar parte del patrón mismo del pensamiento y la personalidad de nuestro pueblo, las formas de vida cotidiana, el calendario de trabajo, las prioridades en cada empresa, la organización de la semana y del año. La fe era la fuerza formadora y unificadora de la nación.

Pero en el siglo XVII la ortodoxia rusa fue gravemente debilitada por un cisma interno. En el siglo XVIII, el país fue sacudido por las transformaciones impuestas por Pedro, que favorecieron la economía, el Estado y los militares a expensas del espíritu religioso y de la vida nacional. Y junto con esta iluminación petrina desfasada, Rusia sintió el primer olor del secularismo; Sus sutiles venenos impregnaron a las clases cultas en el curso del siglo XIX y abrieron el camino al marxismo. Para la época de la Revolución, la fe prácticamente había desaparecido en los círculos cultos rusos; Y entre los ignorantes, su salud estaba amenazada.

Fue Dostoievski, una vez más, quien sacó de la Revolución Francesa y su aparente odio a la Iglesia la lección de que “la revolución debe comenzar necesariamente con el ateísmo”. Eso es absolutamente cierto. Pero el mundo nunca antes había conocido una impiedad como organizada, militarizada y tenazmente malévola como la practicada por el marxismo. Dentro del sistema filosófico de Marx y Lenin, y en el centro de su psicología, el odio a Dios es la principal fuerza impulsora, más fundamental que todas sus pretensiones políticas y económicas. El ateísmo militante no es meramente incidental o marginal a la política comunista; No es un efecto secundario, sino el pivote central.”

6.     Conclusión

Quizás se pueda resumir en una sola pregunta el mensaje del escritor: “Hombre ¿qué haces con tu libertad?”.

Esa pregunta nos está dirigida a todos. Leer a Solzhenitsyn nos permite ponernos en presencia de los datos como para comenzar a responderla desde una perspectiva personal, lo que implica para cada uno un enfoque diferente.

Porque para Aleksandr Solzhenitsyn, “la línea que separa el bien del mal no pasa entre Estados, ni entre clases, ni entre partidos políticos, sino que atraviesa cada corazón humano”,  el mío y el tuyo.

Allí está el problema, y allí parece residir la solución. O por lo menos el principio de ella.






[i] Descripto por Andrei Siniavski (AS La civilización soviética, p. 326) 
[ii] Versión completa: http://www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/plopezherrera/artlopezherrera7.pdf

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